Por MALIA NOVATTI
No hay que atribuir al sexo, poderes que no posee. La reconciliación así lograda durará muy poco. No se pueden solucionar en la cama los problemas, conflictos o diferencias que pertenecen al ámbito social.
Todas las parejas tienen, en mayor o menor medida, peleas, conflictos, altercados, pero la manera más saludable y aconsejable de resolverlos es fuera de la cama. Pretender eliminar como por arte de magia las heridas provocadas por problemas conyugales, no es una función del sexo y además es ilusorio. Esa satisfacción que se siente, momentáneamente, es una ilusión, y una ilusión que puede desembocar en un conflicto mucho mayor en el futuro, ya que lo no dicho con palabras se va acumulando y acumulando, y ese resentimiento un día, el menos indicado, explota, terminando muchas veces en separación.
Hacer el amor para reconciliarse, sin haber analizado y discutido racionalmente los problemas, sin evaluar objetivamente las razones del conflicto, es como poner una curita a la herida; ésta permanece debajo, aunque la tapemos. No debemos convertir las relaciones sexuales en un recurso anti-peleas, que se utiliza cada vez que hay que solucionar un problema o arreglar una pelea, porque entre otras cosas, va a llegar un momento en que tampoco va a funcionar.
Para lograr la reconciliación es muy importante, primero, aclarar las diferencias. Dialogar, cosa que muchas veces parece tan difícil, es una verdadera muestra de afecto y de consideración; un pasaporte al éxito para cualquier pareja, que junto con la sinceridad y el respeto trabajarán mancomunadamente para darle solución a los problemas.