Usualmente se suele considerar a la constitución de una pareja como un proyecto de vida y de hecho, las diversas fases que atraviesa una pareja se tienen por proyectos de vidas, así, muchas personas hablar de su proyecto de vida como una evolución de la pareja que podríamos consignar con tres palabras “convivir, casarse y formar una familia” o “casarse, convivir y formar una familia” orden que cambia según pautas culturales más o menos preestablecidas.
Pero, nadie osaría a preguntarse si “una pareja” puede ser o no, un proyecto de vida realmente, es como si en esta aspiración no cupiera ningún tipo de apreciación crítica o reflexión que ponga en duda la veracidad de la pareja como proyecto de vida.
A lo sumo podemos encontrar la postura contraria a “la pareja como proyecto de vida” sosteniendo que su proyecto pasa por mantenerse fuera de toda pareja arguyendo diversos argumentos tales como “la defensa de la libertad individual” la cual es un objeto tan preciado en su vida, es decir algo a lo que no podría renunciar.
También nos encontramos con una posición contraria a la “pareja como proyecto de vida” a aquellas personas que tienen una pasión definida y orientada a algún tipo de expresión artística, o profesión, a la que se han entregado por completo, y que no tienen ningún tipo de interés de resignar por el proyecto de vida típico de “casarse, convivir y formar una familia”.
Pero, tampoco vemos en ellos una reflexión al respecto, tan solo hay un rechazo total o parcial a esta lógica presentada como proyecto de vida. Así, muchos se deciden por armar una pareja pero sin convivir, otros, convivir pero sin casarse, y otros tener hijos sin convivir, casarse o tener una pareja.
Esto hace que sea importante que nos preguntemos si realmente una pareja puede ser un proyecto de vida, sea que sigan el plan completo, (casarse, convivir y tener hijos) o bien, adopten parte y rechacen el resto.
Lo primero que podemos destacar es que el plan de vida de una pareja pareciera ser el principal obstáculo de un plan de vida individual y esto debe llamarnos poderosamente la atención, dado que si nos hemos atenido a nuestro proyecto de vida y lo hemos seguido más o menos coherentemente deberíamos haber contemplado el hecho de enamorarnos y de querer formar alguna pareja en algún momento.