¿Por qué se asocian la tristeza, la rabia y toda una serie de emociones a una etiqueta “negativa”?
Crecemos pensando que si estamos tristes, hemos de ocultárselo a los demás; si estamos enfadados, debemos camuflar ese enfado… ¿Cómo? De la manera más aceptada socialmente: poniendo una sonrisa a modo de máscara.
Pero ¿Es sano para uno mismo hacerlo? ¿Es justo no permitirnos expresar lo que sentimos e intentar poner en nuestro rostro una emoción contraria? Una parte esencial de muchas terapias, reside en este punto:
Tomar conciencia de las propias emociones, ¡DE TODAS ELLAS!, y aprender la manera asertiva de expresarlas, sea cual sea la emoción…
¿Cuántos de vosotros os habéis encontrado en una situación similar?
“Anoche te dieron una mala noticia, una noticia que te ha impedido descansar; Una noticia que hace que te levantes al día siguiente sin ganas de ir a trabajar, simplemente deseoso de que llegue la noche y volver a casa para poder ´estar en consonancia con lo que sientes`. Sin embargo, sabes que debes cumplir con tu obligación y enfrentarte a tu vida laboral. Llegas entonces al trabajo y te encuentras con uno (dos, tres…) de tus compañeros, quien con una sonrisa te dicen:
Buenos días, ¿qué tal?
A lo que respondes, “bien” con otra sonrisa en tu rostro…”. Eres consciente de que esa sonrisa es incongruente con tu estado emocional del momento y, a pesar de ello, no te permites expresar lo que sientes… tienes miedo de aburrir, parecer pesado, que los demás no muestren interés en lo que te ocurre… Y es ese momento, unos segundos en los que has optado por ocultar tu emoción, cuando te echas un gran peso a tu espalda: el de la mala noticia de anoche (lo cual ha provocado tu malestar) sumado al peso de enmascarar tus emociones reales.
No digo que si estamos enfadados tengamos que estar en el trabajo expresando nuestra rabia por doquier… Sino que esa rabia la podemos expresar (por ejemplo) verbalmente con un “tengo un mal día, estoy enfadado”, sin recurrir al mítico “estoy bien”. Son muchas las formas en que podemos expresar nuestras emociones, sin necesidad de esperar a llegar a casa para poder hacerlo.
Uno de los primeros pasos para romper con la disposición automática de la sonrisa, consiste en preguntarnos “por qué queremos ocultar lo que sentimos”. Cuando llegues a la respuesta, verás que hay una razón detrás: porque no quiero aburrir, porque me da miedo que se alejen si me ven triste, porque llevo mucho tiempo sintiéndome así…
Te invito a hacerte esa pregunta: ¿Por qué no te permites expresar lo que sientes? ¿Por qué has ocultado tantas veces tus emociones…?
No olvides que TIENES DERECHO A EXPRESARTE, no debes temer a tus emociones, pues son el mejor vehículo para conocernos y comunicarnos, NO LAS OCULTES, ¡ESCÚCHALAS!
http://lenguajecorporal.org/2012/10/la-mascara-de-la-sonrisa/