Vigilar a la pareja no es una nueva moda. De hecho, desde hace décadas las mujeres y los hombres se han preocupado por controlar a sus parejas y para ello han recurrido a las técnicas más inverosímiles, incluso a contratar a detectives privados. Sin embargo, ahora con el desarrollo de Internet y los teléfonos móviles es mucho más fácil vigilar a las parejas.
Según un estudio realizado en la London School of Economics and Political Science, el 44% de las parejas casadas espía secretamente las actividades online de su pareja.
En primer lugar, los investigadores le preguntaron a un total de 992 parejas británicas qué comportamientos consideraban inaceptables del otro y si se espiaban. Así, se pudo apreciar que las personas no eran felices si:
- Su pareja se enamoraba de otro(a) online (90%).
- Tenían sexo virtual con alguien que no fuese ellos (84%).
- Flirteaba con otros (69%).
- Hablaba sobre los problemas de la pareja con otras personas (70%).
Por supuesto, los hombres y las mujeres no siempre coincidieron en sus ideas. Se apreció que para las mujeres el uso de Internet por parte de sus esposos se vivía de forma más dramática de cómo lo vivenciaban los hombres. Una controversia menor despertaron actividades como la compra online, ver material pornográfico o jugar.
Luego llegó la parte más conflictiva del estudio: averiguar cuáles eran las técnicas más usadas para espiar a la pareja. En este sentido, se comprobó que en el 44% de las parejas, uno de sus miembros espiaba al otro. Específicamente, el 20% de los hombres espiaban a sus esposas, el 43% de las mujeres hacían lo correspondiente con sus maridos y, un 37% de las parejas se espiaban mutuamente.
Los métodos de espionaje más usados eran:
1. Leer el correo electrónico del otro. Un 10% de las parejas entrevistadas se leían mutuamente los correos pero sin que el otro lo sospechase.
2. Leer los mensajes de texto del móvil. Nuevamente, una práctica común en el 10% de las parejas.
3. Revisar la historia del navegador para descubrir todas las páginas y sitios web que ha visitado. Un 4% de las parejas.
No obstante, hubo quienes llegaron más lejos ya que algunos hachearon contraseñas, usaron software de monitorización y asumieron otra identidad virtual para provocar a sus parejas.
Lo cierto es que los datos son preocupantes, sobre todo si se tiene en cuenta que una de las bases de la relación de pareja debe ser la confianza en el otro. Quizás podríamos preguntarnos: ¿qué sentido tiene espiar al otro? ¿no sería mucho más sencillo preguntar? ¿vale la pena vivir con dudas para asumir constantemente el papel del detective? Obviamente, cada cual extraerá sus propias conclusiones.
Fuente:
Helspera, E. J. & Whitty, M. T. (2010) Netiquette within married couples: Agreement about acceptable online behavior and surveillance between partners. Computers in Human Behavior; 26(5): 916–926.