El Amor, estar enamorado, ser amado…estos son los anhelos de todos los seres humanos adultos. Cuando nos enamoramos perdemos un poco la noción de la realidad, nos olvidamos de nosotros mismos, nos disolvemos en otra persona. Cuando amamos al otro, la vida gira alrededor del objeto del amor, solo él o ella es importante, lo demás no tiene sentido. Tal vez, amamos a nuestra pareja intensamente, sentimos que no podemos vivir sin ella. Que es todo para nosotros. Qué nunca vamos a querer a nadie más en la vida como a esa pareja. ¿Es bueno esto? ¿Cual sería una postura sana en una relación de pareja que funciona? ¿Hasta dónde podemos llegar? Veamos algunas reflexiones…
Amar a otro ser humano de manera profunda es lo mejor que nos puede pasar. El amor es un sentimiento noble, que nos hace ser mejores personas. Sin embargo, lo que establece la escritura sagrada: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo…” es digno de ser considerado. El énfasis en “como a ti mismo” implica que el amor propio debe ser la prioridad. Aunque parece un poco fuera de la realidad, sin embargo este mandamiento tiene mucho sentido para la vida en pareja.
El amor propio es algo indispensable para que una relación de pareja sea sana e equilibrada. En los casos cuando se ama a la pareja más que a uno mismo, generalmente la relación no funciona en equilibrio, presentando diversos tipos de abusos, el maltrato, las desconsideraciones. Para evitar estos extremos es bueno que cualquier persona que tenga o desea tener una relación de pareja pueda hacer las siguientes preguntas a sí mismo:
- Quién soy?
- Cuáles son mis objetivos en la vida?
- Cuál es mi misión personal?
- Que me motiva para ser mejor persona?
- Que es lo más importante para mí en la vida?
- Que espero de la relación de pareja?
- Cuáles son mis necesidades que espero que mi pareja me brinde?
- Que estoy dispuesto (a) a dar a mi pareja?
- Que no estoy dispuesto (a) dispuesta a sacrificar por la relación de pareja?
Estas reflexiones ayudan a definir tu futuro como persona y el destino de la relación. Esperar que nuestra pareja nos de el sentido de la vida, es utópico, ya que ningún ser humano tiene el poder para hacer algo tan grande por ti. El sentido de la vida para ti, solo tú lo puedes encontrar. Y si no tienes capacidad para esto, sencillamente no lo tendrás. Tu vida estará sujeta al vaivén de la otra persona, de los deseos de la otra persona, de sus gustos, de sus éxitos y de sus fracasos. No tendrías un rumbo definido, no tendrías el valor propio, tu autoestima estaría en el suelo…
El amor propio te permite valorar la relación que tienes o quieres tener. Muchas personas se equivocan pensando que todo es válido por el amor, es un pensamiento infantil. Las personas adultas y responsables tienen la capacidad de reflexionar y de tomar decisiones sensatas. Perder tu propia identidad, abandonar tu proyecto de vida por el amor, no son decisiones favorables y a la larga siempre conducen a que la relación se desvanezca. Si una relación se pierde porque requeria sacrificios inaceptables, no era una buena relación para ti, asi que no pierdes nada.
El amor propio requiere del coraje y de un sentimiento de orgullo personal. Para desarrollarlo se necesita tiempo y paciencia, pero el esfuerzo vale la pena. La única persona que puede vivir tu vida eres tú. Y solo tú conoces tus deseos, tus anhelos y las necesidades. Una pareja que te brinde la calidad de vida nunca exigirá los sacrificios imposibles, el sufrimiento tuyo o de tus personas queridas (familia). Si esto sucede en tu relación de pareja, te falta el amor propio. Analiza bien la situación para tomar las decisiones favorables para ti.
Quisiera aclarar que no se trata del egoísmo malsano, se trata de amor propio, el respeto por la dignidad y de la capacidad de ser sensato, maduro y responsable con la vida propia y con la vida de tu pareja.
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