En estos días he venido reflexionando sobre “el poder que otras personas pueden tener sobre nuestras vidas”, y lo pongo entre comillas por que justo así es como lo sentimos, lo vivimos y lo decimos.
Es que “me hace enojar”, es que “me hizo sonreír”, es que “me ofendió”, “ya no puedo más”, “no aguanto tanta presión”y un millón de frases más como estas vamos diciendo todos los días en nuestro andar por la vida.
¿Te has sentido así?, ¿te has descubierto diciendo estas cosas?, creo que te tengo noticias...
Tú has dado autorización a esas personas para que dominen tu vida, para que tracen el camino que debes andar y, peor aún, para que dicten el sentimiento que debes sentir cada día de tu vida. Tú y solo tú has permitido que tu vida sea dibujada por terceros.
Reflexiona un poco lo anterior, estoy seguro que descubrirás que aquel tercero que “te hizo enojar”, ni enterado está que te hizo enojar, solamente dijo lo que pensaba y tu permitiste que el enojo entrara en tu cabeza.
Te garantizo que esa persona no está todo el día pensando en como saturar tu agenda, descomponer tu día, cambiar tu destino, romper tu sonrisa o simplemente cambiar tu semblante. Ese tercero, no tiene idea de la importancia que para ti significan sus actos. Esa importancia se la has dado tu, de manera consciente o inconsciente. Quizá por una liga familiar, laboral o afectiva, pero el permiso lo has dado tu.
1.- Atrévete a romper esas ataduras. No tengas miedo de hablar con claridad acerca de tus sentimientos con esa persona. Expresa directamente el daño que te hace y pide que cambie su forma de ser contigo. Y queda dispuesto a romper esa relación que sin duda te daña.
2.- Revoca y niega esos permisos. Habla contigo mismo y déjate en claro que a partir de este momento todos esos permisos que has dado en tu vida quedan cancelados, revocados, clausurados y que no darás más permisos a nadie para que domine tu vida. El dueño de tu vida eres tu y solo tu.
3.- Haz que “se te resbale”. No le des importancia a lo dicho por terceros. Tu tienes claro tu objetivo y debes seguir fiel a el, corrigiendo camino, ciertamente, mejorando el final, seguramente. Pero eres tú quien decide tu vida, no debes dar importancia a aquellos que has detectado como “conspiradores” o “comploteros”. Piensa que quizá tu éxito a esos egoístas no les conviene.
4.- Toma decisiones. Ya lo comenté en mi post “Primer paso para ser feliz” No tengas miedo de vaciar tus cajones, elimina todo lo que te estorba y en ese punto me refería también a personas que no te agregan valor.
Créeme, vale la pena intentarlo, al final, el objetivo es claro: Recuperar el control de tu vida.
Gerardo González Guzmán