Hoy desperté y me sorprendí, tenía los brazos apuntando al cielo como queriéndolo alcanzar, como buscando tocar las nubes, el sol, pero solo estaba intentando hacerle cosquillas al cielo.
Estuve pensando sobre esta locura de querer hacerle cosquillas al cielo y concluí que resulta físicamente imposible, tanto por la corta medida de mis brazos como por la falta de costillas y plantas de los pies del cielo. ¿Cómo hacerle cosquillas entonces?
El cielo de nuestros sueños, el techo, el alcance de nuestras metas lo fijamos nosotros mismos; los obstáculos en nuestro andar están dentro de nosotros mismos sin olvidar que tenemos esa fatídica capacidad de autoboicotearnos y nos llamamos locos y dejamos que nos llamen locos y cambiamos el rumbo para encajar cordialmente en un mundo cuerdo en el que seguramente no queremos encajar.
Hoy me estiraré un poco más y si me ves por la calle con los brazos apuntando hacia el sol, llámame loco, grítame loco, te lo agradeceré infinitamente porque sabré entonces que estoy pronto para lograr hacerle cosquillas al cielo.
Gerardo González Guzmán