Hoy, justo ahora, estoy llorando y no por dentro solamente... (he aprendido que ya no me importa dejar salir las lágrimas, esas de las que no entiende uno porque salen, de esas que no sabes si son felices o tristes o melancólicas, pero ya salen sin que el mundo me preocupe).
Hoy, justo ahora, se me humedecen las mejillas y ya no más por los besos de ella, quizá por la necesidad de los besos de ella y quizá por los besos de ella que ya vendrán.
Hoy, justo ahora, las lágrimas rozan mis labios como pidiéndote a mi lado, como rogando tu ausencia, como borrando lo anterior y rogando tu presencia.
Hoy justo ahora, me ahogo en una canción de amor que no toca tu sinfonía, que no conoce tu ritmo o quizá que tu escribiste para nosotros.
Hoy justo ahora, el sabor a sal me seca la boca para decirte, para rozarte, para desearte, para marcharme, me seca la boca de impotencia impaciente de coserme a tu cuerpo, de borrarme de tu vida.
Hoy justo ahora, los ojos tristes, húmedos, sonrientes, han dejado salir el dolor y la alegría de estar y no estar, de ser y no ser, de ausencia y presencia, de otras más grandes y justas prioridades, de entendimiento ignorante, de caminos distantes y convergentes, de un futuro sin presente pero quizá si con futuro, de una paciencia agotada y de un amor infinito.
Gerardo González Guzmán