Una persona disciplinada es aquella que se entrena, se moldea y perfecciona día a día, a partir del trabajo y del cumplimiento de las metas y obligaciones marcadas; son esenciales el horario y el orden, creando espacios armónicos y agradables allá donde se encuentre. Ser disciplinado en las pequeñeces cotidianas influirá en las futuras decisiones que tomes, y es que tenderás a ver los problemas no como una molestia o como una carga, sino como un medio para perfeccionarte a través del trabajo duro en la resolución de los mismos, pues el trabajo y el orden son caminos insustituibles hacia la felicidad. Con talento y paciencia conseguirás dominar lo imposible, a ti mismo; controlaras tu carácter y con ellos tus deseos y emociones.
Ser disciplinado en sentido completo conlleva cultivar atributos de la serenidad y la virtud: la lectura, el deporte y la alimentación adecuada se vuelven esenciales, gracias a estos nuestra paciencia se irá esculpiendo en la piedra de nuestro carácter, dando realismo a la escultura; como escultor que se esculpe a sí mismo, siendo consciente de sus habilidades y destrezas, y lejos de ocultarlas, las representa y las defiende con esfuerzo.
Finalmente quisiera dejarles los puntos más interesante de un decálogo que encontré en la red sobre la disciplina, es de gran calidad y claridad, espero que lo disfruten y sepan aplicarlo a sus vidas; merece la pena, pues es portador de una gran sabiduría. Decálogo de la disciplina: Trate de hacer todo bien, desde el principio hasta el fin; cuide los detalles. Planee con tiempo cada una de las actividades; así se evitarán las improvisaciones. Ponga atención y concentración: requiere esfuerzo pero vale la pena por la calidad obtenida. No se acelere; serenidad, calma, pero sin pausa. Tenga una actitud permanente de autoevaluación de sí mismo y de todo lo que hace. No se conforme, vuelva a intentarlo. Detecte los problemas cuando son pequeños y soluciónelos en ese momento. Mantenga equilibrio en los aspectos físico, mental, emocional y social.