Es importante reconocer que nuestro mundo, lo que vemos y entendemos de lo que nos rodea, no tiene porqué ser el único posible para todos, y también hemos de darnos cuenta, de los límites existentes, en nuestra percepción de la realidad.
Entender y asimilar que no existe una única vivencia, y que distintas personas conocen apariencias totalmente diferentes de un mismo sitio, nos permite disponer de unos mejores pensamientos y de un mejor vivir.
Por ejemplo, con el marketing se induce a las personas a que crean, que han de poseer un cierto bien de consumo, exagerando con el anuncio, la diferencia que con el bien en cuestión tendrán en su calidad de vida, llegando a transmitir que no serán nadie si no compran ese objeto, si no consumen esa bebida, etc.
Solemos atribuir a los demás culpas, al tiempo que nosotros tratamos de esquivar cualquier tipo de responsabilidad, sería más efectivo que aprendiésemos la lección que nos transmiten los hechos, aunque no sean tan favorables como podíamos esperar.
Un ejercicio que hemos de hacer es, mirar más lejos y pensar de un modo distinto a como lo hemos estado haciendo hasta ahora, para poder seguir avanzando en la dirección que nos proponemos y alcanzar los logros propuestos.
Cuando una persona toma consciencia de lo que piensa el despertar comienza, pues es natural que el hombre busque respuestas a sus preguntas.
Centrándonos en nuestro objetivo final, en el horizonte que perseguimos, podremos evitar, de mejor forma, las dificultades que surjan en el camino hacia él.
Hay personas que se empantanan en su forma de ver el mundo, al mismo tiempo que la sociedad se mueve y cambia, y con ella la realidad que percibimos, llegando así a un momento en que los problemas no permiten ver las soluciones a los mismos. Es como si nos quedásemos inmóviles en un mirador rodeado por arboles, estos crecerán y nos impedirán seguir viendo las hermosas vistas.
Podemos cambiar nuestra visión de las cosas, nuestro pensamiento repetitivo, “el seguir dando vueltas a lo mismo”, moviéndonos y permitiéndonos ver las circunstancias del momento desde nuevas perspectivas, para así poder dar solución a los problemas y no caer en insatisfacciones, estrés, conflictos y en definitiva en desgastes personales.
Continuar realizándonos sin tener una visión clara o una dirección, es decir, estando desorientados, nos hará permanecer en bajos niveles de eficacia.
Es importante reconocer que nuestro mundo, lo que vemos y entendemos de lo que nos rodea, no tiene porqué ser el único posible para todos, y también hemos de darnos cuenta, de los límites existentes, en nuestra percepción de la realidad.
Entender y asimilar que no existe una única vivencia, y que distintas personas conocen apariencias totalmente diferentes de un mismo sitio, nos permite disponer de unos mejores pensamientos y de un mejor vivir.
Por ejemplo, con el marketing se induce a las personas a que crean, que han de poseer un cierto bien de consumo, exagerando con el anuncio, la diferencia que con el bien en cuestión tendrán en su calidad de vida, llegando a transmitir que no serán nadie si no compran ese objeto, si no consumen esa bebida, etc.
Solemos atribuir a los demás culpas, al tiempo que nosotros tratamos de esquivar cualquier tipo de responsabilidad, sería más efectivo que aprendiésemos la lección que nos transmiten los hechos, aunque no sean tan favorables como podíamos esperar.
Un ejercicio que hemos de hacer es, mirar más lejos y pensar de un modo distinto a como lo hemos estado haciendo hasta ahora, para poder seguir avanzando en la dirección que nos proponemos y alcanzar los logros propuestos.
Cuando una persona toma consciencia de lo que piensa el despertar comienza, pues es natural que el hombre busque respuestas a sus preguntas.
Centrándonos en nuestro objetivo final, en el horizonte que perseguimos, podremos evitar, de mejor forma, las dificultades que surjan en el camino hacia él.
Hay personas que se empantanan en su forma de ver el mundo, al mismo tiempo que la sociedad se mueve y cambia, y con ella la realidad que percibimos, llegando así a un momento en que los problemas no permiten ver las soluciones a los mismos. Es como si nos quedásemos inmóviles en un mirador rodeado por arboles, estos crecerán y nos impedirán seguir viendo las hermosas vistas.
Podemos cambiar nuestra visión de las cosas, nuestro pensamiento repetitivo, “el seguir dando vueltas a lo mismo”, moviéndonos y permitiéndonos ver las circunstancias del momento desde nuevas perspectivas, para así poder dar solución a los problemas y no caer en insatisfacciones, estrés, conflictos y en definitiva en desgastes personales.
Continuar realizándonos sin tener una visión clara o una dirección, es decir, estando desorientados, nos hará permanecer en bajos niveles de eficacia.
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“La libertad comienza cuando te das cuenta de que no eres «el pensador».
En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior. Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia…”
El Poder del Ahora – Eckhart Tolle.
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No existe nada bueno ni malo; es el pensamiento humano el que lo hace aparecer así.
William Shakespeare.
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Digamos una vez más que, sencillamente, no se puede pensar en términos de eficiencia cuando se trata de personas. Se piensa en términos de efectividad con la gente y de eficiencia con las cosas.
Stephen R. Covey.
Dver.
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