Los hábitos son pautas de comportamiento automáticas, que se realizan con muy poca o ninguna intervención consciente, por tanto algo desprovisto de elección racional. Hacer una misma cosa todo el tiempo sin esfuerzo alguno.
Si las acciones de los hábitos ayudan a que se logren las metas, mejore la salud, se le otorgue significado a la vida o se sea más efectiva, podemos hablar de buenos hábitos. Aunque, si todo lo que hacen es impedir la efectividad, generan perdidas de tiempo, deterioran relaciones, o disminuyen la calidad de vida, es muy probable que se trate de malos hábitos, de los cuales conviene deshacerse. ¿Conoces tus hábitos?
Reconforta sentir que estamos al mando de nuestra propia vida, pues esa sensación podría ser lo suficientemente motivadora, para hacer de cada acción una elección consciente y no dejarnos llevar por la fuerza del hábito. ¿Eres consciente de tus hábitos?
Si no se generan nuevos hábitos, no se produce cambio tanto a nivel personal como organizativo, pues si queremos que cambien las actitudes, cambiemos los hábitos. Si no puedes hacerlo solo, la ayuda de un coach te lo facilita.
Realizando algo de forma regular se termina generando un hábito, lo cual influirá en la manera en que se vive la vida y en los logros relacionados con ella.
El mal habito es un freno que no permite evolucionar y llegar a ser una mejor persona, suele impedir revelar el verdadero ser de la persona.
El criticar y lamentarse se adquiere por imitación o por decisión propia, y si esto se convierte en una rutina conduce al crecimiento de la infelicidad hasta convertirse en hábito, pues la felicidad no es un premio, sino una consecuencia, y el sufrimiento no es un castigo sino un resultado.
Cada persona se transformará en lo que sus hábitos son y esto incluye los pensamientos y modelos de pensamiento, que el individuo lleva continuamente consigo dondequiera que vaya, pues están todo el tiempo dentro de su cabeza.
Formar hábitos es una labor de paciencia y perseverancia, que requiere energía, constancia y autodisciplina, entre otros. Una rutina se establece mediante la repetición ordenada, voluntaria y consciente, es decir, se adquiere con la práctica.
Cuando cambiamos un hábito aparece una nueva dimensión de nosotros mismos, y existen infinitas dimensiones. ¿Puedes ver esas diferentes opciones que te oferta la vida?
Tener buenos hábitos constituye una manera de organizarse para lograr objetivos, hacer las cosas de manera ordenada y lógica, establecer maneras prácticas que faciliten la ejecución de los deberes, y aprender a trabajar de manera autónoma e inteligente, pues una forma habitual y ordenada de hacer las cosas permiten encauzar la energía.
Ninguna persona es un mal hábito, así que puede liberarse de los malos vicios, y sustituirlos por otros quehaceres más adecuados para su vida.
Resulta efectivo aprovechar los efectos dañinos del no buen hábito para automotivarse a dejarlo, y ponerse en realizaciones más acorde para su vida.
En definitiva que para formar nuevos hábitos, que puedan sustituir a otros no tan buenos, se consigue practicando la auto-disciplina, entrenándose para lograr las metas propuestas, teniendo siempre presente la recompensa a largo plazo y no sucumbiendo ante los premios inmediatos. Con esas realizaciones en el tiempo se habrá formado un buen hábito.
Un anciano indio Cherokee en conversación con su nieto le dice:
-Los hábitos son como dos lobos hambrientos de igual fuerza que están en tu mente, uno de ellos es bueno y hace todo lo que sea positivo. Es bondadoso, comprensivo, ama incondicionalmente, siente un constante deseo de dar, ayudar, compartir, y amar, y siempre anda contento, en fin, siente y hace todo lo que es adecuado para él y para los demás.
Pero el otro lobo, es malo. El temor y los malos sentimientos rigen su centro. Así que siente odio, envidia, es egoísta, y los celos devoran su ser. Siente un fuerte deseo de dominar tanto psicológica como físicamente, es malvado, violento y vive en amargura. En conclusión siente todo lo que es negativo y hace únicamente lo que es beneficioso para él.
Su nieto se quedó pensando por unos momentos y le pregunta a su abuelo:
-Y si los dos lobos pelearan, ¿Cuál ganaría?
Su abuelo le respondió:
-El lobo que tú decidas alimentar.
Dver.
© Copyright Accionesdesarrollo
http://accionesdesarrollo.com/