Fortalecer la voluntad supone incrementar las capacidades que tienen las personas para decidir, que quieren hacer y hacia donde se quieren dirigir, planteándose metas y haciendo lo necesario para conseguirlas, aunque ello les suponga el cambio de algún que otro hábito.
Todos disponemos de fuerza de voluntad, aunque varíe de unos a otros la cantidad de ella que se pueda tener, y también puede suceder que se tenga en unas áreas y no en otras.
La voluntad es una habilidad que se puede entrenar, y cuanto más se entrene más se tendrá de ella.
Hemos de desarrollar la fuerza de la voluntad para disponer de la actitud adecuada, para poder superar o evitar una situación que nos aporta placer inmediato, a cambio de conseguir un objetivo más amplio.
También desarrollando la fuerza de la voluntad se potencia ese impulso interno que necesitamos para vencer los obstáculos y lograr las metas. Con ello también controlamos mejor nuestros impulsos y nuestras conductas.
Cuando llegues a sentir que te falla la fuerza de voluntad, analiza y descubre la causa real que te está impidiendo realizar el esfuerzo necesario para conseguir los objetivos que te propones, y conviene preguntarte, a qué crees que se puede deber:
¿Quizás no estás motivado, porque no es algo que tú realmente deseas?
¿Tal vez puedes considerar que no vale la pena el esfuerzo?
¿Que el sacrificio a realizar es mucho mayor que el beneficio a obtener?
¿Crees que no vas a poder conseguirlo? Y si es así, ¿por qué lo crees?
¿Piensas que no puedes soportar el malestar inicial que supone el comienzo de la acción necesaria?
¿Crees que si no lo consigues, vas a ser criticado por los demás o por ti mismo?
¿No sabes cómo hacerlo?
Elementos que incrementan la fuerza de voluntad:
Efectuar cambios de hábitos, por pequeños que sean.
Realizar una buena acción, lo que también lleva a un aumento de la resistencia física.
Ejercitando los músculos se puede activar la fuerza de voluntad
Tratar de tener presente cual es la razón para mantener esa fuerza de voluntad, pensando en, por qué se quiere hacer lo que se está haciendo y que se gana con mantener la voluntad por ello.
Adoptar una actitud positiva.
Confiar en que sí se puede lograr lo que uno se proponga.
Aprender a vencer la apatía y la inseguridad.
Pensar conscientemente en otra cosa cuando algo nos tienta, para distraerse, lo que supone que cuesta menos controlarse.
Proponerse las metas de una en una.
Se ha de tener en cuenta que lo que más cuesta es empezar, es decir, dar el primer paso.
Tener una buena autoestima, puesto que cuando una persona se siente capaz de hacer las cosas, las va a hacer a pesar de las dificultades.
No te increpes por lo que no has hecho.
Recuerda que tu conducta es el resultado de lo que has aprendido, y que todo aprendizaje puede ser substituido por uno nuevo y más adecuado.
Las cosas nos resultan difíciles cuando no sabemos hacerlas y se vuelven fáciles cuando aprendemos a realizarlas. Lo verdaderamente importante, es hacer lo que necesitamos para estar mejor.
El camino al éxito, está formado por información, acción y perseverancia, y cada paso que demos, por pequeño que sea, nos acerca a los objetivos propuestos. Si en el proceso no obtenemos el resultado buscado nos haremos con aprendizaje válido.
Por tanto hemos de desarrollar nuestra fuerza de voluntad para conseguir llevar a cabo acciones claras, definidas y concretas, basadas en nuestros deseos y nuestras decisiones, y no estar reaccionando por las emociones que se nos den, ni quedarnos paralizado ante posibles frustraciones.
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La voluntad obstinada de perseguir una ambición propia, es verdaderamente una fuerza que puede hacer superar obstáculos.
Enzo Ferrar.
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Quien mira hacia afuera, sueña. Quien mira hacia adentro, despierta.
Carl Jung.
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No hay mejor medida de lo que una persona es, que lo que hace cuando tiene completa libertad de elegir.
William Buelger.
Dver.
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