Hemos de ser nosotros mismos para tomar consciencia de nuestra vida diaria y así poder tener el control sobre ella, y desde ahí encaminarnos y poder ser mejores cada día.
Comenzamos a ser nosotros mismo cuando, desde la más genuina autenticidad, podemos comunicar algo y conectar de verdad con los demás.
Seremos nosotros mismos, cuando lo que se dice coincide con lo que se piensa y se siente, es decir, se es congruente, se dicen las cosas de forma espontanea, se hace lo que realmente se quiere, saliendo de uno, y además nos sentimos bien con nosotros mismos.
No tenemos por qué parecernos a nadie, hemos de aceptar que nos falta mucho para llegar a la perfección, y aunque esta sea inalcanzable casi siempre se ha de mirar hacia ella para saber que todo es mejorable.
Conviene rodearse de personas que dan amor sin pedir nada a cambio, de gente que nos quiera, aun sin saber quienes somos, y que las podamos haber visto entran en nuestra vida sin un propósito, aunque merecemos conocerlas para nuestro propio bienestar.
Al mismo tiempo hemos de apartarnos de aquellas personas que nada aportan a nuestra vida, suponiéndonos un gran cansancio tenerlas de amigas, normalmente suele ser gente ruidosas, porque no tienen nada que decir y la única forma que tienen de hacerse notar es gritando.
Dejemos entrar el optimismo en nuestra vida, no pasemos mucho tiempo pensando en las cosas que no nos salieron bien, permitámonos que se vaya lo malo para que así pueda entrar lo bueno en nuestra vida. No dejemos que el estrés diario arruine un bello día, si estamos mal, todo estará mal, incluso nuestro rostro.
Cuando las cosas se repiten día a día es fácil que se transformen en rutina, actuando, entonces, según unos patrones establecidos, que se adecuan a cada situación, y esto, que en principio puede parecer bueno y necesario en nuestra sociedad atareada, provoca a veces, que dejemos de vivir conscientemente las circunstancias cotidianas para ahorrarnos tiempo, aunque nos suponga estar en piloto automático.
Posiblemente a lo largo de los días pasamos por diversas cosas que no nos gustan, aunque cuando las analizamos, de forma consciente, nos damos cuenta que hemos actuado de forma similar en todas ellas, de manera automática y sin pensar.
Muchas veces actuamos según un guion existente en nuestro inconsciente, que nos hace actuar de la misma forma día a día, lo que nos lleva a hacer siempre algo similar, también ante las cosas que nos incomodan, aunque ¿si tomamos consciencia y somos consciente para cambiar esas actitudes?
Aunque la realidad en la que vivimos no concuerda con la que deseamos, hemos de observar constantemente lo que deseamos y trabajar para alcanzarlo, pues “no hemos de ver para creer, hemos de creer para ver”.
Hemos de plantearnos cada día como una oportunidad para mejorar o atravesar barreras con las que nos tropezamos a menudo. Siendo conscientes en cada momento de nosotros y de nuestro entorno es la mejor manera de buscar soluciones y evitar reacciones instintivas, que no solucionan nada, sino que, a veces, hasta empeoran la situación.
Si creemos que podemos hacer realidad nuestras metas, entonces la vida nos llevará hacia ese nuevo paraíso que nosotros mismo hemos creado. Todos los días disponemos de una cierta energía, y somos nosotros quienes decidimos en que aplicarla, si la centramos en lo que deseamos, estaremos cada día más cerca de alcanzar los objetivos que nos hayamos puesto.
Dver.
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