Fue llamado Ares en toda la mitología griega, el valiente hijo de Júpiter y Juno, educado por uno de los Titanes, quien le enseñó los ejercicios corporales. Antes de que llegara al mundo, los hombres luchaban sin técnica ni armas adecuadas. Marte dio las tácticas de militarismo, la defensa y el ataque, mejorando la manera de matar. El hierro, que hasta entonces sólo se había utilizado para herramientas, fue usado para hacer lanzas y espadas. Marte luchó con bravura contra los Gigantes, pero los hijos de Aloos le tendieron un trampa y lo tuvieron gimiendo en un calabozo durante 15 meses hasta que Mercurio lo liberó. Ya en el Olimpo, cortejó a Venus y ella quedó fascinada por su traje de guerrero, las armas y su valor; pero el cojo esposo de Venus, Vulcano, se quejó a Júpiter y éste decidió que Ares abandonara el cielo por un tiempo. Participó valientemente en la guerra de Troya, se le representa como un hombre joven, de feroz mirada y caminar enérgico, con traje de guerra, casco y pecho al descubierto. En su mano derecha tiene una enorme lanza, en la izquierda, un escudo o un látigo y a sus pies aparece un gallo. Va en un carro tirado por enérgicos caballos llevados por él mismo o por su hermana Belona. Belona, diosa de la guerra, le prepara el carro de combate a Marte y participa con él en las batallas, dando latigazos y aumentando el ánimo de los guerreros. La inseparable compañera de Belona es la Discordia, desterrada del cielo a causa de las continuas disputas y roces que creaba entre los dioses. La figura de esta última se representa con una cabeza llena de serpientes en lugar de cabellos, teniendo en una mano una antorcha y en la otra un puñal. Pero, a pesar de su fortaleza, Ares no siempre sale airoso del campo de batalla, así Atenea lo desarmó para evitar que interviniera en la guerra entre troyanos y aqueos, tumbándolo de una pedrada, Hércules logró herirle en un muslo y le hizo huir. Pero la mayor humillación la recibió Ares junto a Venus. Afrodita amaba ardientemente a Marte, ellos dos se unieron a escondidas y por primera vez, en la propia casa de Vulcano. Apolo, que los descubrió, se lo contó a Vulcano (Hefesto) y este último, al oír la noticia, se dirigió a su fragua y allí preparó una trampa a los dos amantes, haciendo una red de hilos inquebrantables como tenues hilos de araña. Esta red la dejó colgando sobre su cama matrimonial y luego fingió que se iba de viaje. Entonces Ares, que estaba atento, entró en la casa y se metió en la cama con Afrodita. En ese momento la red les cayó encima dejándoles del todo inmovilizados. Al poco tiempo llegaron los dioses y se rieron de la pareja. Marte, después de esto, convirtió a su mejor escudero, Alektrión, en gallo para que le avisara de la llegada del Sol. De esta unión ilegal nacieron Fobos y Deimos (el Terror y el Temor), los dos angelitos que acompañan siempre a Marte en el campo de la batalla. Ares tuvo éxito con otras mujeres mortales pero siempre generó hijos bandidos y violentos.