Según Nathaniel Branden la autoestima es la suma de la confianza y el respeto por uno mismo. Las personas que tienen una alta autoestima se sienten aptos para la vida: tienen un sentimiento de capacidad y un sentimiento de valía personal. La autoestima es el requisito básico para disfrutar de una vida plena y con bienestar.
Para elevar nuestra autoestima hay que avanzar poco a poco comprometiéndonos en la acción. Hay que ser activo, esforzarse en vivir conscientemente y no caer en la pasividad fácil. Podemos seguir los siguientes pasos:
*1.- Aprender a aceptarse*. La autoaceptación es el requisito previo del cambio. Sin autoaceptarnos no podremos mejorar. Es necesaria una actitud que vuelva irrelevantes la aprobación o desaprobación de los otros. "Aceptarse" no significa necesariamente "gustarse", sino simplemente aceptar la realidad, ser consciente de ella. Si creemos tener defectos, hay que aceptarlo, porque éste es el inicio del camino para poder rectificarlos. Aceptándonos evitamos estar en lucha con nosotros mismos.
*2.-Liberarnos de la culpa*. La culpa subvierte la autoestima positiva. La felicidad requiere que no nos rindamos a la culpa, sino que nos liberemos de ella. Ceder y sentirnos desdichados es lo más cómodo. Lo que requiere esfuerzo y voluntad es lo contrario, buscar la felicidad.
*3.- La integración del sí-mismo más joven*. Todos los adultos mantenemos algo del niño que fuimos una vez. Los sufrimientos vividos de niño quedan en el inconsciente, y pueden hacer que de adultos rechacemos a este niño y sus vivencias. En esta guerra con nosotros mismos, la vida se convierte en una serie de actos de autorechazo, a la vez que nos quejamos que son los otros los que no nos quieren. Hay que aprender a perdonar al niño que hemos sido para encontrar la paz interior.
*4.- Vivir de modo responsable*. Las personas con gran autoestima viven la vida activamente y no pasivamente. Asumen la responsabilidad de sus actos. No esperan que otros hagan realidad sus sueños. Ser responsable es ser el principal agente causal de la propia vida y conducta. Está claro que la responsabilidad requiere esforzarse.
*5.- Vivir coherentemente*. El sí-mismo interior y el sí-mismo que se ofrece a los demás deben concordar. Si no vivimos de forma auténtica acabamos siendo la primera víctima. Las personas con autoestima saben decir sí cuando quieren decir sí, y no cuando quieren decir no. Siendo coherentes no sólo nos honramos a nosotros mismos, sino que transmitimos esta energía positiva a las personas con quien tratamos.
La autoestima es precisamente antítesis del narcisismo. El narcisismo es un estado de autoobservación permanente, que tiene origen en un profundo sentimiento de insuficiencia y de carencia interior. El narcisismo implica mezquindad, competitividad beligerante, predisposición al ataque, etc., actitudes que ocultan egos débiles. La autoestima, en cambio, implica respetarse a sí mismo, y con ello respetar a los demás.
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