Escrito por: Evangelina Jiménez O.
A veces las traiciones duelen más que las pasiones mismas, ambas son efímeras y no merecen más tiempo que el necesario para agotarlas, como llegan se van y no ocuparán un lugar en el futuro. Esas pasiones penetran fuertemente y permiten que la mente tergiverse el mensaje que llega de forma equivocada al corazón que está moldeado para recibir mentiras pero que a la vez no tiene lugar para almacenarlas.
La duda rompe la confianza, misma que es autosuficiente y se regenera como la piel de la serpiente aunque los cascajos viejos se quedan en el camino y provocan tropiezos, resbalones, errores. Las circunstancias envuelven la incertidumbre que a su vez nos arropa por las noches impávidas, ya no quiero tener frío, cambio hoy esa cobija por la seguridad que me da la tuya por las tardes.
Los días nuevos ayudan a olvidar el día anterior, sobre todo en las mañanas, momento en el que la prisa esconde los sentimientos importantes y deja salir los urgentes. Cuando más brilla el sol es cuando más se está a la expectativa de una oscura noche para que en su discreto color guarde aquello que no queremos que se note. Sin embargo, cuando no les es permitido las inseguridades salen a pasear, te pido las castigues, llegaron muy tarde la última vez que salieron.
Mis anteriores yo sé ríen de mi actual instante, no logro reconocerlo, el lapso de felicidad pasa sin dejar un rastro palpable para poder soñar con él y es entonces cuando despierto, pero esto no es un sueño sino simplemente un símil de tu sombra completa. El olor no se percibe ni tampoco las caricias del ayer, esas que hoy no me permito porque no las conocía hasta que tú me las presentaste.
El cuerpo habla un lenguaje extraño para mis palabras, se confunden y se pelean entre ellas y juntas en contra de mi mente conspiran para alargar la espera, para subir la guardia, lo hago y es entonces el justo instante en el que el arrepentimiento llega silencioso, sereno, constante, dile que se vaya con el susurro que me brindas cuando me asusto.
Avasallan los periodos pasados que amenazan con repetirse, no hay motivo real para esconderse pero busco una esquina que me permita reflexionar. No quiero que notes las pecas que dejó el sol en mi último viaje a la playa pero ya no puedo borrarlas, quisiera que no te molestaran y que con el paso del tiempo las consideraras parte de mi esencia, ellas me trajeron a ti.
Tú tienes algunos lunares perceptibles al instante en el que los ojos de mi alma se cruzan con tu cara interna, la que no quieres mostrar porque te da miedo sentir. El conocimiento de ambas almas juntas llegará, ellas se comunican constantemente, se saben viejas conocidas de alguna otra vida, dejémoslas conversar en paz mientras sólo nos miramos sintiendo.
Comienza el cambio de pilas a mi alma, compraste las nuevas, me las regalaste, no te las lleves y déjame obsequiarte unas también. Ríes conmigo y de mí a la par, el atractivo contrario es superlativo, palpable, accesible a los cinco sentidos y en su conjunto crean el sexto mutuo. No dejes que las pasiones te traicionen porque te alejarán de mi.
El imán me atrae a tu lado opuesto que ha quedado vaciado en el mío, viértelo igual para ésta dirección con paciencia, con cautela, no te preocupes porque los sectores sí encajan sólo dales tiempo de asimilar la perfección con la que combinan. No puedo traicionarme a mí misma seria demasiado riesgoso, sólo quiero dar pasos cortos porque estás muy cerca y no tardaré en llegar a ti, no observes estírame el brazo, el mío está aquí esperando tocar el tuyo para juntar fuerzas y caminar juntos por un lapso proporcional a nuestra voluntad.
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