Algunos dicen que los hombres son los culpables no supieron llevar el sustento a su hogar, algunos dicen que desapareció la responsabilidad y muchos se marcharon a recorrer nuevas playas donde anclar, dejando sin perjuicios su hogar, algunos dicen que los valores no se inculcan desde pequeños a los infantes y no saben valorar y respetar a una mujer.
Se dice que las mujeres son las culpables, se cansaron de atender sumisas e ingenuas a sus esposos, se dice que la vanidad las invadió no les preocupa si hay para comer lo importante es que se vean bellas y llamativas, se dice que la liberación femenina terminó con los hogares, querían hacer lo mismo que los hombres.
Se dice que las mujeres no tienen los mismos valores se volvieron superficiales, pasó a segundo plano ser madres de tiempo completo.
Otros dicen que la culpa es del gobierno, con el sueldo mínimo no se alimenta una familia y la mujer en vez de preparar la comida, lavar, planchar, coser y vivir cada minuto pendiente de sus hijitos debe salir de la casa y rebuscarse el dinero para apoyar a su esposo.
Otros dicen que la sociedad es corrupta y solo quiere exprimir la mente de las personas que no tengan tiempo para dedicar a Dios ni a sus pequeños hijos que se crían solitos.
Otros dicen que definitivamente la culpa es la falta de miedo, miedo a ese Dios en los cielos, ese respeto a la vida, falta de miedo a esa idea general que algún día juzgará a vivos y muertos, creemos que no llegará el juicio final y que todo lo que hacemos es bueno.
Yo creo que la culpa es de todos dejamos que la marea nos lleve sin pensar que moriremos, dejamos que los vientos fuertes quebraran nuestras paredes y derrumbara nuestros hogares, dejamos que la ilusión de los vicios se apoderara de nuestra razón, dejamos que los momentos vanos manejaran nuestras vidas sin ninguna dirección, dejamos que la injusticia reinara, no movimos un solo dedo por evitar el dolor la tragedia…
Dejamos que la vida pase tan ligera sin detenernos a orar y agradecer a ese ser superior, dejamos que los lujos y joyas fueran más importantes que los sentimientos y el amor, dejamos que la lujuria reinara en nuestros corazones olvidándonos del amor, dejamos que el dinero comprara hasta la conciencia ignorando que nuestro padre interior lo sabe todo.
Dejamos que mandaran en nosotros, debemos tomar las riendas de nuestras vidas, dirigir la carreta, hacer un pare pensar muy en silencio que queremos adquirir de nuestros días, que al momento de morir no nos quede remordimientos si pecamos arrepentirnos a tiempo, sí juzgamos no volverlo hacer, no somos nadie para hablar de alguien…
Sí mentimos decir la verdad aunque sea dolorosa la mentira es venenosa, todos nos equivocamos y todos somos pecadores entonces porque hablar de nuestro hermano.