En cada uno de nosotros se mantiene incesante la llama del amor. No debemos permitir que se extinga, seamos portadores de su luz en cada rincón de nuestras vivencias….
A pesar de tus dudas, tristeza y desencanto, comparte tu Amor.
Aunque no sientas que te sea retribuido con la fuerza que lo imprimes, entrega tu Amor.
Si te das cuenta que posees ese tesoro maravilloso que nace del corazón de tu ser, ofrece tu Amor.
Si haces tuyo el dolor del desvalido y estas harto de las injusticias del pasado, lucha con tu Amor.
Si te invade la incertidumbre por el futuro que entregarás a tus hijos, siembra tu Amor.
Aunque sientas que pones en riesgo la tranquilidad y monotonía de tus rutinas, rompe reglas en nombre de tu Amor.
Derrumba tus murallas internas, deslástrate de ese orgullo innecesario, pide perdón a quién hayas hecho daño y bríndale tu Amor.
Regálale una sonrisa al mundo, haz que en tu vida reine la alegría y no permitas que el odio erosione tus pasiones, teniendo siempre presente el Amor.
Hazte inmune a la oscuridad, al vacio y al desierto, llenando tus segundos del color infinito que envuelve tu Amor.
Existen millones de razones para que nuestras miradas sean el reflejo de este poder maravilloso que se nos ha entregado. Nunca perdamos la ilusión de ondear su bandera y ser instrumentos vivos de la materialización del Amor.
http://www.capacitante.com/2011/01/el-amor-que-entregamos.html