¿Alguna vez te ha sorprendido al final del día esta sensación tan desagradable? Qué mal sabe haber perdido el tiempo…
Te levantaste por la mañana con una lista de intenciones y llegaste a la noche con la impotencia de que las horas se quedaron cortas.
No eres el único. Si te fijas, te darás cuenta de que esta queja es muy recurrente y de que muchos hemos tenido este pensamiento alguna vez.
Una lección aprendida
Suponiendo que la persona haya pasado el día activa, el “No he hecho nada” es una frase perfeccionista y totalitaria. Lo que en realidad quiere decir es que lo que no se ha hecho eclipsa por su importancia a lo que sí se ha hecho.
Quizás la persona se haya pasado el día procrastinando o puede que, simplemente, se pusiera unos objetivos poco realistas para la jornada. En cualquier caso, en lugar de formular la queja, bien le vale aprender del fallo para no repetirlo mañana.
Ya hay aquí una lección aprendida que desmonta el “No he hecho nada hoy”.
Una lectura alternativa
Si a ti te ha pasado alguna vez, verás que tomar nota del fallo para procurar que no se repita el día siguiente no quita ese saborcillo a decepción. (Sí, yo también lo conozco.)
Pero siempre se pueden ver las cosas de una manera distinta al “blanco o negro”. ¿Cómo? Recordándote lo que sí has hecho hoy.
No me dirás que te has pasado el día entero levitando en el limbo… Probablemente, has hecho algo, aunque no fuese todo lo que te hubiera gustado.
Pues, repásalo. Otorga valor a esos milimétricos progresos del día de hoy, que de seguro los ha habido. En el caso de que no hayas llegado a hacer todo lo que te hubiese gustado, no los ignores. Celébralos.
No hay ningún logro tan pequeño del que no merezca la pena alegrarse: Avanzar lentamente es avanzar.
Y así es como concluye una jornada sin pronunciar la frase “No he hecho nada en todo el día”, con actitud positiva: Aprendiendo del tropiezo para hacer ajustes y recordándote lo que sí has hecho.
http://tusbuenosmomentos.com/2012/03/no-he-hecho-nada/