La envidia es ese sentimiento que surge de la carencia y de la impotencia que se sufre deseando lo que otros tienen y que parece no estar al alcance de uno.
Lamentablemente, se trata de un sentimiento muy extendido, pero sólo afecta a aquellas personas que se comparan con otras y llegan a la conclusión de que están por debajo de ellas. Es decir, es un problema de autoestima.
A partir de ahí, unos se conforman con lamentarse y pasear su frustración. Otros, tratan de imitar o replicar aquello que hace su envidiado añadiendo un “plus” de distinción que los haga sentirse superiores. Y también están los que tratan de echar tierra sobre la persona a la que envidian y se alegran, casi siempre en secreto, cuando el envidiado sufre algún daño o percance del destino.
Lo último es casi el colmo de la inmadurez: ¿acaso la vida no tiene altos y bajos para cada uno de nosotros?
Ahí está la clave: en nuestra propia vida. Celebrar o buscar los altos y bajos de otros desvía la atención que merece nuestra historia; ésa en la que cada uno somos protagonistas.
Dejar atrás la envidia pasa por apreciarse más a sí mismo, por prestar menos atención a las carencias y más a lo que se tiene y a todo el potencial que está ahí para desarrollarse.
Motivación sin envidia
¿Quién soy? ¿Qué hay de bueno en mi vida? ¿Qué puedo conseguir con los instrumentos de que dispongo?
El tiempo de la envidia lo supliré valorando lo bueno que es mío y viendo de qué manera lo aprovecharé para lograr lo que deseo.
De esta manera, en lugar de motivarme tratando de alcanzar lo que es de otro, emplearé mi tiempo y mi energía tratando de lograr mi propio sueño.
En este punto, se supera el problema de la carencia, porque cada uno de nosotros tenemos características o situaciones para valorarlas positivamente. ¿Qué hacemos con la impotencia? ¿Podré lograr lo que quiero?
Puede que sí y puede que no, pero si lo logras será algo tuyo. No importa si más grande, más pequeño, más bonito o más feo que lo que otro tiene: es lo tuyo.
Si no saltas tu propio listón, puedes volverlo a intentar aprovechando todo lo que has aprendido. Si superas el salto, quizás te animes a saltar más alto.
Aprende de ti y de cada ser vivo que se te cruce, pero evita perder el tiempo intentando saltar listones de otros cuando puedes saltar los tuyos y eso te dará, sin duda, una mayor satisfacción. Adiós a la envidia.
http://tusbuenosmomentos.com/2011/07/la-envidia-es-una-perdida-de-tiempo/