El tema de la aceptación me parece uno de los más importantes que debemos trabajar cada uno de nosotros, pero aclaro que cuando hablo de aceptar no me estoy refiriendo a resignarse o vivir con el lema de “es lo que hay”, bajo ningún concepto, que quede claro porque habitualmente se los utiliza como sinónimos.
Habitualmente unos de los problemas que tenemos las personas son las altas expectativas que ponemos sobre ciertas cosas o personas, nos ilusionamos, lo sobre dimensionamos sin saber que va a pasar en realidad, y cuando nos enfrentamos a ella y resulta ser por debajo de lo imaginado, solemos caer en un bajón importante y esto luego nos trae consecuencias emocionales inmediatas, tales como frustración, decepción, ansiedad, inseguridad, temores, etc……..
Una cosa es que uno piense y se ilusione con que algo va a salir como quiere, y eso está bien, pero hay que aceptar y tener en cuenta que muchas veces las cosas no vienen como queremos y anhelamos, entonces en esos momentos tienes dos opciones, te recreas en el obstáculo y caes anímicamente porque no es lo que creías o “surfeas” la situación para superarla y así seguir en tu camino.
Vivimos en una sociedad donde las prisas, la velocidad y lo inmediato es lo que predomina, pareciera que no hay tiempo para aprender, que debemos saberlo todo sin dedicarle nada de tiempo, y eso es algo totalmente imposible, porque si no experimentas, jamás aprenderás.
Hay que aprender a ser tolerante con uno mismo, aceptar que podemos equivocarnos, que no sabemos todo, que necesitamos procesar las cosas, porque no se aprenden de un día para otro, y muchas veces necesitamos fallar, caernos varias veces para aprender bien, parecido a cuando aprendíamos de pequeños a montar en bicicleta, ¡cuántas veces hemos besado el suelo!, yo muchas.
¡Aceptar no es sinónimo de resignación!!!, por más que nos hayan metido esa falsa creencia, no es abandonar, ni “tirar la toalla”, dar todo por perdido o decirse a uno mismo que no sirve y ha nacido para perder, ¡no es nada de esto!.
Aceptar es saber y conocer a través de ciertas preguntas sus respuestas de que hay en el momento actual, pregúntate: ¿cómo estoy?, ¿qué habilidades y talentos tengo?, ¿cómo es mi situación a día de hoy?, ¿estoy honrando mis valores o no tengo claro cuáles son?, ¿es el sitio adecuado en el que vivo?, ¿disfruto de quiénes me rodean?. El resultado de las respuestas será tu realidad, tu momento actual, el cual debes aceptar sin ningún tipo de condiciones.
Una vez que hayas aceptado tu realidad, tendrás dos caminos para elegir, resignarte y no hacer nada por cambiarlo, auto engañándote y vivir de ilusiones sin poner nada en práctica o elegir una actitud de cambio, de “surfear” tu realidad para canalizar toda tu energía en cambiar las cosas, de modo que te lleven hacia tu lugar deseado.
El enfrentar las situaciones inesperadas o aquellas que nos estaban en nuestros planes, no significa que debemos renunciar a ciertos objetivos, puede que nos sirva para aprender ciertas cosas o también puede ser una señal que debemos cambiar de plan, porque a veces nos obsesionamos en abrir una puerta y dedicamos meses en abrirla, cuando a nuestro alrededor hay decenas de puertas abiertas esperándonos.
Si aprendes a ACEPTAR las situaciones, habrás dado un gran paso hacia tu éxito, serás más tolerante, más paciente, más perseverante y mucho más sabio.
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