A lo largo de la historia de la humanidad se han desarrollado infinidad de hechos curiosos, extraños, o “misteriosos”, los cuales para la llamada “Ciencia Oficial” no tienen mayor interés, puesto que, en teoría, están totalmente explicados desde el punto de vista del método científico. Para ella está todo visto y “clasificado”. Según este ortodoxo punto de vista, la historia que se enseña en los estamentos de educación parece tener respuestas a los cientos de enigmas y misterios sin resolver que salpican invariablemente la historia de nuestra civilización.
Habría que tener en cuenta, que al igual que sus antecesores, nuestros pueblos actuales, en la mayoría de los casos, han seguido la tradición de transformar la historia a su interés, no dudando en retocar y destruir lo que haga falta y crear una historia a la medida de sus necesidades, y sobre todo atar todos los cabos sueltos posibles para que haya una coherencia en su exposición y la gente no pregunte ni sospeche, por lo menos la mayoría.
Ya que si existe una minoría que está en desacuerdo, ello no tiene importancia, pues con sus títulos, sus prepotencias, y las leyes que los amparan, de un plumazo, como quien dice, se los quitan de en medio sin ningún escrúpulo. ¡Quien dude de la ciencia oficial establecida está sentenciado de antemano…! En la mayoría de los casos, a ser tratado de irresponsable, irreverente, absurdo, incoherente, fantasioso, pseudo-científico, etc. Y hasta en algunos casos corre peligro, el “osado” que ponga en duda los dogmas impuestos, de perder su trabajo y ¡cómo no!, a ser tildado de loco.
Una de las maneras de desestabilizar los argumentos de las personas que están en la búsqueda de nuevas respuestas desde nuevos paradigmas, es la exposición de artículos con expresiones y conceptos profesionales que sólo entiende una elite, y que prácticamente no sirven para nada, solamente es un snobismo que complica el entendimiento entre toda clase de personas. Nadie tiene la potestad de la verdad, por lo que detrás de palabras grandilocuentes solamente se esconden viejos trucos de defensa contra toda clase de “intrusos” que puedan desestabilizar los dogmas impuestos.
Por ejemplo, sobre nuestro pasado más remoto apenas conocemos nada, la ciencia establecida no le da la importancia que se merece, ya que constantemente se encuentra con innumerables enigmas, los cuales no saben como hacerlos coincidir con sus dogmas. El megalitismo es su “talón de Aquiles”. No saben, ni sabrán jamás, bajo sus cerrados planteamientos racionales y positivistas, en que orden cronológico colocarlo y que explicación razonable darle.
Prueba de ello es que en la mayoría de los libros de historia apenas se trata el tema con amplitud, unas pocas páginas exponen a grosso modo toda una época desconocida y a la vez espectacular, llena de impresionantes construcciones de grandes bloques, en la mayoría de los casos de muchas toneladas…
Por: José Manuel García Bautista
Fuente: todomisterio