Nuestro cerebro es la obra cumbre, la obra maestra de la mano, la voluntad, la generosidad, el amor y la magnificencia de Dios, cualquiera que sea tu imagen de El.
El hecho de que seamos nosotros, los seres humanos, los depositarios, los usuarios, los dueños, los operarios y los beneficiarios de este don maravilloso y extraordinario, nos convierte en unos seres privilegiados; en predilectos, aventajados, preferidos y escogidos seres dotados con la herramienta más poderosa del universo hasta hoy conocido: EL CEREBRO HUMANO!
Por si acaso no tienes aún muy clara la inmensidad de las capacidades y aptitudes de tu cerebro, permíteme anotar y recordarte que nos referimos al mismo elemento y la misma herramienta que fue usada para escribir las 36 obras magistrales de William Shakespeare, incluyendo Romeo y Julieta, el Rey Lear, Sueño de una noche de verano, Hamlet, El Mercader de Venecia, etc, etc.
Sí, un cerebro igual al tuyo, fue utilizado para componer las 9 sinfonías, 32 sonatas para piano y 10 más para violín, once oberturas, el triple concierto, óperas y muchísimas obras musicales maravillosas y siempre vigentes, por aquel ser humano idéntico a nosotros, a quien conocemos como Ludwing Van Beethoven
Igualmente, fue un cerebro igual al nuestro el que diseñó y construyó la torre Eiffel; el que logró enviar hombres a la luna y traerlos de regreso; el que imaginó, diseñó y finalmente, junto a otro cerebros similares, construyó el Eurotúnel bajo el fondo del océano para unir Inglaterra y Francia .
Un cerebro igual al tuyo pintó los techos de la Capilla Sixtina, construyó el Canal de Panamá, inventó el avión y el submarino, esculpió la Piedad, el Moisés y el David de Miguel Angel
Fue en un cerebro igual al tuyo y al mío, donde se encendió la chispa que ha creado el cerebro electrónico y toda la nueva gama de computadoras, con increíbles capacidades de trabajo y procesamiento de infinitos datos, que no obstante son sólo una pequeña parte de la real capacidad de allí de donde surgieron: de un cerebro humano, una menta ágil e inquieta, una inteligencia cultivada, despierta, curiosa, no resignada ni conformista, sin mediocridad y sin pereza, con disciplina y con entusiasmo .
SI , de eso estamos hablando, de ese… que no dudamos en llamar… enorme y milagroso poder que hemos recibido los seres humanos: representado en nuestro cerebro, la obra magna de Dios y el elemento más maravilloso del universo conocido.
Algunos humanos, muy pocos por fortuna, han utilizado el enorme potencial de su cerebro para hacer el mal, para hacer daño; que lástima desperdiciar el maravilloso poder y la increíble capacidad para decir: Sí, diciendo No.
Allá ellos, ya les tocará arreglar sus cuentas
Y nosotros? que podemos hacer para aprovechar mejor y poder disfrutar del enorme talento y poder encerrados en nuestro cerebro? Bueno, a eso vinimos.
Lo primero que debemos hacer es… despertarlo, activarlo.
El sólo hecho de que te encuentres aquí y ahora, leyendo y estudiando esta página es un buen indicio, es una clara señal de que una parte muy importante de tu cerebro se encuentra activa, inquieta, insatisfecha e intranquila, preguntándose: qué más? qué más?…
Hay tanto por aprender, hay tanto por hacer.