No siempre es fácil dar una mala noticia. De hecho, se trata de algo que particularmente odian muchas personas, aunque lamentablemente en algún momento de la vida nos toque ponernos en el lugar de quién las damos, y no quién las oímos.
Desde el fallecimiento de un familiar o amigo hasta el diagnóstico de una enfermedad (como malas noticias más graves), el suspenso en una tarea o examen o incluso no haber conseguido el trabajo que tanto se esperaba (como malas noticias menos graves).
Principalmente por este motivo, es útil conocer cómo comunicar una mala noticia, especialmente cómo evitar hacer aún más daño cuando ya de por sí la noticia es mala.
¿Cómo comunicar una mala noticia?
En primer lugar, a la hora de comunicar una mala noticia, lo más recomendable es saber que lo principal es ponerse siempre en el lugar de esa otra persona que va a recibir la noticia, pero tomando –claro está- la distancia suficiente como para poder ayudarla.
Lo más recomendable siempre es ser claro, conciso, honesto y sincero. Es de vital importancia no perdernos en los detalles, ya que eso hará aún más dolorosa la situación para el que la escucha.
En caso de no haberlas, es menos recomendable aún que transmitas falsas esperanzas donde en realidad no las hay.
Una de las cosas que más preocupan o temen aquellas personas que saben que van a dar una mala noticia, es que se van a enfrentar posiblemente a presenciar una respuesta de tristeza o de dolor.
En este caso, deberás prepararte para ello y admitirla sin juzgar, tratando siempre de ayudar, con palabras o gestos, en la medida de tus posibilidades a la otra persona.
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