La Vida en Busca de la Perfección

Consejos Prácticos

Querer hacer las cosas bien -o lo mejor posible- y tratar de mejorar día a día es algo que forma parte de la naturaleza humana. El querer hacer todo bien y no permitirnos cometer errores se puede convertir en un problema, y es entonces cuando empieza el drama de aquellos que viven buscando que todo lo que hagan y todo lo que les rodee sea perfecto.

La perfección supone para la persona una sobre-exigencia y comporta muchas veces un sufrimiento, porque las metas y las expectativas que se marca el perfeccionista son excesivas y superan muchas veces la realidad; es decir, se marcan metas demasiado elevadas que finalmente no pueden alcanzar.

“Lo realmente difícil y verdaderamente sorprendente es dejar de intentar ser perfecto y empezar a ser tú mismo”. (Anna Quindlen - escritora).

EL DRAMA DE LA PERFECCIÓN

La búsqueda de la perfección se convierte, entonces, en una fuente de frustración y de angustia para el buscador, ya que es imposible que logre hacer todo bajo sus estándares perfectos. La idea que está por debajo es que, aunque algo esté bien, siempre podría estar mejor; y esto le mantiene sobre la misma tarea, o la misma idea, una y otra vez, rozando la obsesión.

Lo que nos vamos a encontrar muchas veces son personas que hacen y rehacen las cosas porque nunca están lo suficientemente bien; que no delegan en otros porque no lo van a hacer tan bien como ellos; que posponen asuntos por miedo a que los resultados no sean los esperados; o que no se atreven a hacer cosas nuevas porque temen no ser buenos en ello.

Así, bajo lo que desde fuera podemos percibir como personas de éxito, grandes trabajadores en busca de la excelencia, cuidadosos, perfeccionistas, planificados y que serían el sueño de cualquier empresa, se esconde el sufrimiento; y, casi siempre, también el sufrimiento de quien los rodea, pues el perfeccionista tiende a exigir a los demás el mismo tipo de cosas que se exige a sí mismo y traslada esta exigencia a su entorno laboral y familiar, convirtiendo la convivencia en un continuo examen -prácticamente imposible de aprobar- y, las relaciones, en algo complicado, porque los compañeros o familiares tienen la sensación de no estar nunca a la altura.

¿DE DÓNDE PROVIENE?

La mayoría de los expertos coinciden en atribuir el origen de la autoexigencia y el perfeccionismo a la infancia. Muchas veces, los padres depositan en los hijos unas expectativas demasiado elevadas, deseando que sean niños listos y triunfadores y que destaquen en las actividades que realizan, transmitiéndoles así que los valoran por aquellas cosas que hacen, en lugar de por su propio ser. Esto empieza, en algunos casos, a edades muy tempranas; a veces, incluso, los padres tienen ya grandes planes y expectativas antes de que el niño nazca.

Cuando esto es así puede tener un coste demasiado alto para el hijo.Lo que el niño entiende de este comportamiento parental, de una forma inconsciente, es que para ser querido ha de hacer las cosas bien y destacar; o, dicho de otro modo, “si no soy bueno y destaco no soy querido”.

Los primogénitos también suelen padecer en mayor medida la autoexigencia y esto sucede, especialmente, con aquellos que pasan más tiempo con los adultos que con otros niños y niñas de edades similares. El niño que se relaciona más con adultos aprende de sus conductas, aprende vocabulario más adulto y suele aprender a medir sus logros en función de los estándares de los adultos.

Muchas veces, los propios mayores caen en el error de valorar las conductas del niño en función de sus propios criterios, sin considerar los progresos y logros en función de la etapa evolutiva del niño.Pero estas no son las únicas vías de aprendizaje del perfeccionismo y la autoexigencia. Junto a las dos anteriores está el ser hijo de un padre o una madre perfeccionista o tener otros modelos cercanos de personas muy perfeccionistas, ya que, de alguna manera, el niño integra estas características como propias y actúa de la misma manera, siendo muy exigente consigo mismo.

Desgraciadamente, la sociedad, muchas veces, también refuerza esto y, desde los medios de comunicación, recibimos constantemente mensajes e imágenes de lo que hay que hacer para ser perfectos. Se nos bombardea con imágenes de mujeres y hombres perfectos, sobre el éxito y sobre cómo debemos mostrarnos.

CUANDO LA PERFECCIÓN ROZA LA OBSESIÓN

El ser perfeccionista y buscar hacerlo todo bien supone, como hemos visto, un problema y una fuente de frustración y angustia para el individuo. Si la persona busca constantemente la perfección podemos entrar en el terreno de la obsesión e, incluso, en el de la patología del trastorno obsesivo-compulsivo, del que solo haremos mención.

Hablamos de comportamiento obsesivo cuando siempre nos exigimos dar el cien por cien; cuando revisamos constantemente las cosas para ver que están correctas, que no se nos ha colado una falta; cuando nos cuesta delegar nuestras funciones porque nadie lo va a hacer tan bien como nosotros; cuando buscamos tenerlo todo siempre impecable y en perfecto orden; o cuando le damos vueltas y vueltas a la misma idea.

Al final, todo esto supone una limitación para nuestra vida diaria, ya que pasamos grandes cantidades de tiempo preocupados por estas cuestiones o dejamos de hacer cosas porque tenemos que volver una y otra vez a revisar la casa o el trabajo.La pregunta que debemos hacernos es: ¿existe la perfección? ¿Cómo saber que la hemos logrado? Y de esta manera estamos definiendo el nivel de exigencia de la meta. La siguiente pregunta ha de ser: ¿puedo hacerlo? ¿Qué coste va a tener para mí o, para las personas que me rodean, el hacerlo de esta manera?

CONSEJOS PRÁCTICOS

Errar forma parte de la condición humana. Es importante que veamos en su justa medida los errores que cometemos y que los usemos para aprender de ellos. Y que disfrutemos de nuestros logros por muy pequeños que puedan parecernos.
La perfección no es lograr la meta; también es un logro el dar correctamente los pasos hacia ella. Disfruta de las metas intermedias, del camino y siéntete orgulloso aunque no obtengas el resultado final que esperabas.Plantéate cuál es el coste para ti y los tuyos de este comportamiento y si verdaderamente vale la pena.Permítete cometer errores o no ser el mejor en alguna actividad.

http://www.saberalternativo.es/spa/desarrollo_personal.asp?var1=&var2=La%20Vida%20en%20Busca%20de%20la%20Perfecci%F3n&nar1=&nar2=617