Como nuestros antepasados, debemos recuperar el respeto y amor hacia los elementales, quienes son una fuente de vida y sabiduría infinita
La naturaleza y sus maravillas son, sin duda alguna, nuestras principales guías y aliadas en el camino de búsqueda, aunque mucho o casi todo se ha olvidado en cuanto a su importancia y necesidad en nuestra vida tanto física como espiritual.
Nuestros antepasados -y esto no es ninguna novedad- tenían una comunicación directa plena con los cuatro elementos dadores de vida y de sabiduría.
Sus existencias estaban orientadas hacia el respeto y la convivencia con cada elemento, pues sabían que de eso dependía el acercamiento con su ser interno universal, así como con todo lo existente. Por ello sus rituales y ceremonias se hacían en honor de cada elemento, para que así su fuerza y sabiduría estuvieran siempre presentes en cada ser y en su vida.
La cercanía y comunicación con cada elemento los ayudaban a mantener esa unidad con lo infinito y con todo a su alrededor, llevándolos a lograr muchísimo en todos los campos de sus vida. La conciencia de su realidad como hijos del universo era día a día preservada a través del uso, y sobre todo de la comunicación que mantenían con el Agua, la Tierra, el Aire y el Fuego.
Una misma familia
En la actualidad para nosotros la comunicación y la convivencia con los cuatro elementos pueden parecernos absurdas e imposibles, sobre todo por tratarse de algo con lo que aparentemente tenemos poco o nada en común.
Sin embargo, la realidad es otra y esa realidad nos dice que desde el momento en el que el ser humano contiene en su cuerpo físico cada uno de los elementos como parte fundamental para su existencia, estará vinculado de manera directa con cada uno de ellos, tal como si se tratara de una misma familia.
Para la gran mayoría los términos de convivencia y respeto hacia el Agua, la Tierra, el Aire y el Fuego han sido olvidados casi por completo; eso nos ha llevado a ignorar tanto como ignoramos y a estar tan distanciados de nuestra Tierra y sus regalos.
La comunicación y la convivencia con los elementos son componentes indispensables de nuestra búsqueda de luz y guía, y son necesarias para encontrar esa porción de sabiduría relegada al olvido.
Tomado del libro Sabiduría del Corazón
Flora Rocha
Fundación Sabiduría del Corazón
http://www.sabiduriadelcorazon.org/espanol/index.php?option=com_content&view=article&id=100&Itemid=139