La voz humana es algo asombroso, los tonos que empleamos, las palabras que elegimos…..todo ello conforma nuestra identidad, nuestra personalidad vocal. Para pedir un café, jurar amor eterno, declarar la guerra o alabar desde lo más profundo de nuestro corazón no hacemos otra cosa que respirar y crear sonidos.
La voz puede hacernos llorar, romper un cristal o sanar un corazón roto. Puede subyugar, seducir, enfurecer, inspirar espanto y terror, confianza o amor. La voz evoca recuerdos, sensaciones, pensamientos y sentimientos, expresa nuestra verdad y cuando está conectada a nuestro corazón, aparece nuestra auténtica voz. La voz es nuestra identidad sonora e informa al mundo acerca de quiénes somos.
La voz es una de las herramientas para expresar nuestras emociones y pensamientos.
Nos permite hablar…¡pero también podemos cantar!
Su poder aumenta cuando otras voces se unen y se crea una intención conjunta. Pero…hemos perdido la capacidad de cantar y de utilizar nuestras voces medio de expresividad musical, pues en nuestra sociedad solo puede cantar el que “sabe” cantar. En otras culturas (aborígenes y de oriente), el canto es una expresión natural de los pueblos, y es utilizado para agradecer, alabar ó como petición. Allí todos cantan desde niños, y por lo tanto adquieren experiencia. En este sentido podemos decir que nos hemos vuelto des-encantados…
¡Cantar!…¿a quién no le gusta cantar?…pero no se anima… ó cree que desafina ó piensa que no tiene voz ó recuerda que le dijeron que lo hacía muy mal cuando era niño…etc. Así nos vamos quedamos condicionados por esas palabras o pensamientos que nos han juzgado alguna vez y que nos impiden relacionarnos con la música más allá de escuchar un CD o de disfrutar un recital.
El canto es un acto liberador, abre la expresión, genera un estado de disfrute cuando nos soltamos y “entramos en calor”…Cantar: alegra, emociona y mueve sentimientos…
La fisiología del cuerpo humano y el funcionamiento de la voz ilustran con claridad una posición de la laringe (en el cuello) que simboliza un punto de conexión entre la cabeza y el corazón, entre los pensamientos y las emociones. Por eso cuando hablamos y cantamos desde el corazón, las demás personas nos “sienten”, y logramos así el verdadero feedback, llegando al otro…con nuestra propia voz.
La voz es uno de los espejos más fieles de nuestro sentir profundo, de nuestra salud, de nuestra personalidad toda. Cuando escuchamos la voz de una persona, al instante sabemos si se siente tensa, relajada, enojada, si está “abierta” o está “cerrada”. A menudo el tono nuestra voz dice más acerca de nosotros mismos que las palabras que elegimos.
Si por determinadas situaciones de la vida hemos “enmascarado” nuestra verdadera voz con una capa protectora que oculta lo que verdaderamente somos sepamos que es factible modificarlo y disfrutar a pleno su potencial, redescubriendo nuestra propia voz: hablando o cantando.
Desafinado
Nuestro maravilloso cuerpo humano está preparado para que no desafinemos, pues nuestro aparato auditivo tiene una conexión directa con nuestras cuerdas vocales (reflejo cocleorecurrencial) que permite que estas se ajusten al tono que están “escuchando” y reproduzcan así ese mismo sonido. Ocurre que si no entrenamos desde pequeños el oficio de escuchar y cantar, no estimulamos esta área y esto puede llevarnos a “desafinar”. No obstante ello, existe la posibilidad de mejorar este aspecto con dedicación y con la compañía de un profesor paciente y dedicado.
Quienes desde niños han estado rodeados de música, ya sea de instrumentos sonoros y/ó de canto, serán los más afinados, pues el entrenamiento auditivo-vocal siempre da sus frutos.
Los cuidados de un “ ATLETA VOCAL”
Prevenir es mejor que curar, por eso conozcamos lo que podemos hacer para no tener que concurrir a un consultorio fonoaudiológico, con una disfonía.
Para prevenir un problema vocal debemos estar atento a los cambios que pueda tener el tono de nuestra voz, si se pone más grave, ó si está “sucia” (ronca), ya que cuando una disfonía se instala, es generalmente el producto del uso inadecuado ó de una mala técnica vocal.
Si utilizamos la voz profesional durante varias horas de trabajo, las cuerdas vocales se fatigan por ese esfuerzo. Sería adecuado entonces que cada día, después de trabajar, dediquemos unos 10 minutos a relajarnos, utilizando alguna técnica conocida por nosotros. Nos sentiremos mejor y aumentaremos el rendimiento vocal al día siguiente.
Mientras estemos utilizando la voz profesional, es bueno beber sorbos de agua para hidratar la mucosa bucal y la garganta. Esto nos dará una menor sensación de cansancio vocal.
Si tenemos dolor de garganta, no debemos utilizar la voz profesional ya que esto es considerado un gran esfuerzo para la misma. En este caso serán necesario no hablemos demasiado ese día y que consultemos al médico otorrinolaringólogo. Un profesional de la voz es un atleta vocal por lo que debe extremar los cuidados de su voz.
Un atleta vocal necesita entrenar sus músculos sonoros (cuerdas vocales) y también relajarlos al final de la tarea. Un entrenamiento vocal adecuado nos permitirá tener una voz más segura, de mayor alcance, sin fatiga excesiva y por sobretodo sana.
Un profesional de la voz utiliza naturalmente dos tipos de sonidos vocales, aunque sin saberlo: la voz social y la voz profesional. Esta diferencia fisiológica se pierde cuando la persona se encuentra estresada ó sobre-exigida física ó emocionalmente…aparecerá entonces un trastorno vocal, producto de esa inarmonía.
Si padecemos laringitis o faringitis, debemos cuidar de no agravar la situación no usando la voz profesional durante el período que dure la enfermedad. Concurrir al médico Otorrinolaringólogo y descansar será la mejor opción.
Una respiración adecuada, es la responsable de producir una voz de buena intensidad ó una voz fuerte. El aire que respiramos es el combustible de la voz, por lo que es de suma importancia saber utilizarlo para evitar el cansancio y la debilidad en el volumen de la voz.
Hablar en ambientes ruidosos como por ejemplo un restaurante, un recreo en una escuela, una fiesta ó una reunión familiar, puede ser un inconveniente para la voz. Por esto no debemos elevar el volumen de la misma por encima del ruido ambiente y si le es posible tenemos que acercarnos a las personas con las que deseamos hablar, para no esforzar la voz.
Si cuando hablamos, sentimos tensión en el cuello y la espalda, lo más probable es que estemos produciendo la voz con un esfuerzo inadecuado. Esto puede manifestarse a corto plazo como una disminución en el tono y la intensidad de la misma.
La voz refleja nuestra personalidad y nuestro estado anímico. Para tener una voz segura, sepamos que es posible entrenarla y aprender a utilizarla adecuadamente sin esfuerzos, favoreciendo además el control de las emociones.
El estrés puede llevarnos a una forzada producción vocal, esto puede provocar daños en las cuerdas vocales. Las técnicas de relajación, el yoga, la actividad física, etc pueden ser de gran ayuda en estos casos.
Una voz segura
La voz “habla más fuerte” que el contenido de las palabras que decimos. Nos pone en evidencia. Muestra cuando tenemos miedo, cuando estamos algo dormidos, cuando estamos felices, cuando no decimos la verdad…
Si queremos que nuestra personalidad vocal sea segura, entrenarnos será un camino adecuado para tener una voz clara, sonora, de buen alcance, y que por sobretodo transmita la emoción que deseamos hacer llegar a nuestros interlocutores, tanto para quienes usan la voz hablada como para los que utilizan la voz cantada. El entrenamiento da sus frutos enseguida, pues las cuerdas vocales son músculos y como tales, responden muy bien cuando se los ejercita adecuadamente.
¿Hablamos mucho?, ¿Cantamos poco? Sea lo que sea lo hacemos utilizando esta maravillosa herramienta natural y sonora: nuestra voz.
ALICIA ORFILA – Fonoaudióloga –
www.aliciaorfila.com.ar