Gran parte del sufrimiento humano se deriva de la dureza con que las personas se tratan a si mismas. No se habla demasiado de esta epidemia, pero existe: la falta de compasión por uno mismo. Parece ser parte de la condición humana que muchas personas se dedique a criticarse a si misma. ¿No será que ya es tiempo de que nuestras experiencias pasadas, tanto las acertadas como las equivocadas sean aceptadas como parte de lo que nos ha traído a este momento presente? ¿No será tiempo de que dejemos de juzgarnos por los errores y comencemos a darnos amor y a perdonarnos?
¿Por qué somos tan duros con nosotros?
El resentimiento que tenemos hacia nosotros se evidencia por lo que hacemos y decimos:
¿Transigimos diciendo si cuando sentimos que no?
¿Nos criticamos poniendo el foco únicamente en “lo malo” que vemos en nosotros?
¿Nos desvalorizamos, llevando nuestra autoestima hacia niveles ínfimos?
¿Permanecemos en relaciones que nos lastiman?
¿Aceptamos condiciones laborales no convenientes por miedo a quedarnos sin eso?
¿Nos repetimos una y otra vez los acontecimientos pasados que nos hicieron sufrir?
¿Nos contamos historias donde nos ponemos como víctimas?
¿Vamos a lugares que no queremos por temor a “quedar mal”?
Imaginemos nuestro cuerpo, nuestros órganos internos, nuestras células: ¿cómo se sentirán cuando hacemos esto con nosotros mismos? ¿Cada cuánto nos enviamos estos mensajes crueles?
¿Acaso supone algún beneficio guardarnos rencor?
Sabemos que no, pero estamos acostumbrados a hacerlo, así que habrá que ser más conscientes y elegir otra opción: dejar de agredirnos, terminar de “des-amarnos” y reconciliarnos con nosotros mismos.
¿Queremos hacerlo? ¿Nos lo proponemos? ¿Cambiamos de actitud a partir de ahora?
Sé tu mejor amigo. Sé tu mejor compañero de ruta. Sé “tu hijo mimado”. Sé “el amor” que estará contigo toda tu vida.
ALICIA ORFILA –
www.aliciaorfila.com.ar