Desde que amanece tenemos la oportunidad de hacer algo por los demás. Toda acción que hagamos o dejemos de hacer tiene un impacto en las personas que nos rodean. A veces por aparente falta de tiempo solamente hacemos lo que nos compete. Nos olvidamos que las personas necesitan de nosotros, y que también nosotros necesitamos de ellas. Es que vivimos en una comunidad, no somos para nada islas.
El respeto es crucial en las relaciones que tenemos con las otras personas ¿Cuánto respetamos a los que nos rodean? Seguramente poco, casi es imperceptible nuestra preocupación por respetarnos. La vida agitada hace que nos olvidemos de la reverencia en las relaciones humanas. Muchas veces con la disculpa de la falta de tiempo nos atrevemos a hacer muchas cosas que se contraponen a lo que nos enseñaron de pequeños: “Respetos guardan respetos”. Lamentablemente el no tenernos consideraciones se ha convertido en una mala costumbre. Esto se expresa desde el vocabulario que usamos hasta nuestros gestos.
Tenemos muchos quehaceres, pero eso no puede justificar las pocas consideraciones con los demás ¿Por qué no nos detenemos? ¿Por qué no pensamos que así como tratamos (de mala manera muchas veces) no nos gustaría que nos tratasen? Debemos pensar que somos personas con razón y voluntad. Los estados de ánimo no pueden gobernar nuestro quehacer, hay que imponer nuestra mente a los sentimientos que son como la veleta que se mueve sin rumbo. Siempre podemos ser atentos con las personas, el punto está en darnos cuenta de lo que hacemos.
¿Queremos respeto? Demos respeto ¿Deseamos consideraciones? Brindemos consideraciones. En la casa, en la oficina, en el metro, en todos los lugares seamos cuidadosos. Muchas veces criticamos que las cosas no vayan bien, pero cuanto somos los autores de esa situación. Quizá con una variación en nuestra conducta todo vaya mejor ¿Por qué no nos arriesgamos?
Empecemos en nuestro hogar, con la esposa, los hijos, los hermanos. La jungla del todo vale debe terminarse, y aunque lo que hagamos no genere una gran transformación, no dejemos de hacerlo porque una pequeña actitud positiva ya genera un cambio, que siempre es bien valorado. La armonía no tiene precio, el ser feliz y ver a la gente feliz es realmente maravilloso.
¿Qué te toca a tí? ¿Qué me toca a mí? Respondiendo eso doy un gran paso. Las cosas no van a cambiar ni no hacemos nada. Instauremos la cultura del respeto y no cedamos a la costumbre del irrespeto. Sí que podemos.
http://blogs.hazteoir.org/alex/2008/09/