Nuestras acciones están diseñadas para atender nuestras necesidades. Muchas veces el sobrepeso es causado por inseguridad, rechazo personal o miedo de nuestros propios sentimientos, y comemos demás para intentar amarnos y nutrirnos. El problema original puede provenir de las creencias y decisiones de la infancia. Lo bueno es que esas viejas creencias pueden ser cambiadas por otras nuevas, que nos sirvan mejor ahora que somos adultos. Llenar nuestras mentes de pensamientos placenteros es el paso número uno para obtener salud. Empieza hoy diciendo estas afirmaciones y pegándolas en algunas partes de tu casa:
“Amo mi cuerpo tal cual es. Estoy en mi peso perfecto. Estoy en mis medidas perfectas. Solo como cuando realmente tengo hambre. Me vuelco sólo hacia comidas que de verdad nutren mi cuerpo. Como lentamente. Saboreo cada bocado. Amo comer. Suelto el miedo a la comida. Mastico cada bocado a conciencia, y me detengo en el momento en que me siento saciad@. Bebo mucha agua. Cada bocado que ingiero es fácilmente asimilado en mi cuerpo. La comida fluye por mi cuerpo con facilidad. Cada bocado que como rejuvenece mis células. Toda la comida que como me energetiza. Respiro profundamente mientras como y digiero. Elimino fácilmente cualquier exceso. Amo hacer ejercicio. Amo caminar eficientemente. Tengo respeto y mucho aprecio por mi mism@. Equilibro mi vida entre trabajo, descanso y placer. Me apoyo, me amo y me acepto incondicionalmente. Soy feliz y estoy en paz más allá de mis sueños más salvajes.”
¡Disfruta la vida!
Louise Hay.