El tema del cuerpo burdo y el cuerpo astral es, a menudo, ignorado por la gente. La ignorancia de nuestra sociedad actual parte de su falta de comprensión de que el ser humano no es el cuerpo burdo. Lo cierto es que muchos hacen una mezcla de muchos disparates, creyendo, en su especulación, que el cuerpo burdo y cuerpo astral son la misma cosa y que en el momento de la muerte se acaba todo. Es decir, se acaba el cuerpo, y junto a él la mente, la identidad y la inteligencia. Con dicha confusión es que el ser humano crea un mundo que exclusivamente se dirige hacia la experiencia sensual; por ello se sacrifica con mucho esmero por todo tipo de sensación material, e inclusive pone en riesgo su salud o la de los demás con tal de “saborear” diferentes alteraciones de la conciencia a través de las más diversas formas, incluyendo las drogas.
Las diferentes alteraciones de la conciencia que procura la gente en este mundo material son solamente acciones para la satisfacción del cuerpo. Asimismo, hay otras personas que tratan de comprender la identidad como si fuera la mente, la inteligencia y el ego en un plano astral; curioseando y haciendo cosas como, por ejemplo, intentos de viajes astrales, contactos a través de médiums, con seres desencarnados que están andando por este mundo como fantasmas, pendientes y dispuestos a entrar en contacto con nosotros a través de estos mecanismos esotéricos; también consultando el tarot, y en definitiva, se intenta cualquier cosa con tal de vincularse con la existencia sutil. Pero lo cierto es que ese tipo de prácticas no se pueden considerar espirituales, como creen muchos; esto es nada más que una sensación temporal, turismo astral, por medio del cual se trata de explorar las profundidades de la energía sutil, sin conseguir aproximarse en lo más mínimo al plano espiritual.
Entre las personas tenemos a los materialistas burdos, que sólo quieren y piensan en el cuerpo; y a los esotéricos, o aquellos enfrascados en el intento de conocer lo que se encuentra más allá de lo perceptible, y que se sienten muy satisfechos espiritualmente, aunque de Dios no sepan nada. Ellos no tienen noticia alguna del mundo espiritual, razón por la cual se resisten a hablar de ello. Sin embargo, a veces se sienten inclinados hacia la manifestación impersonal de Dios y dicen cosas como: todos somos Dios; todos somos parte de la Energía cósmica, etc.
Ahora veamos científicamente, en primer lugar, de qué está compuesto el cuerpo burdo. El cuerpo burdo está conformado de los elementos básicos de la naturaleza: tierra, agua, fuego, aire y espacio (o éter). Estos componentes son capaces, a través de la milagrosa influencia del Señor, de formar todo tipo de cuerpos: desde el mosquito hasta los ya extintos dinosaurios. Es increíble como la combinación de estos elementos puede modificar colores, texturas, formas y constituciones. Mejor dicho: la energía material puede producir el diamante por un lado y el cuerpo de un animal como la aguamala o medusa por otro, que son prácticamente pura agua y están allí flotando en el mar; todo ello formado por la misma fuente de los cinco elementos descritos. Esta fuente moldea las formas más increíbles, pero todas las estructuras de la carne, todas las variaciones de los cuerpos burdos, solamente se hacen posibles porque hay un cuerpo sutil lleno de deseos, que está proyectando la materia. Pero ¿por qué? Porque el Creador ha dado la oportunidad de que lo sutil –compuesto de mente, inteligencia y ego o identidad- influya sobre lo burdo, es más, de que lo sutil cree lo burdo.
Lo descrito anteriormente consiste en un proceso que ocurre de la forma más imperceptible, cuando un ser entra en el vientre de una madre, que, según el conocimiento antiguo de los Vedas, es donde se producirá la formación del nuevo cuerpo material, un cuerpo programado de acuerdo a los deseos y el karma (o reacciones por las acciones de la vida anterior) individuales. Según la ley del karma o la ley de acción y reacción respectiva, información que está en las Escrituras Sagradas, en el cuerpo burdo se pueden manifestar algunas de las reacciones agradables y también las desagradables debido a actividades del pasado. Si uno quiere ser un ser muy bello, entonces existe la posibilidad de nacer en un cuerpo muy bello, si bien con el atenuante de las deudas de vidas pasadas. Todo eso es posible, y se conoce como la ley de la naturaleza, que dirige a todas las formas y a todas las vidas que se manifiestan en este mundo.
Ahora bien, el cuerpo astral o sutil también es material, ya que la mente, la inteligencia y el ego falso (ahankara o la identificación equivocada del ser con lo material), son materiales. En cuanto al cuerpo sutil, allí están todos los registros de memoria y toda la información que se necesita para recibir un nuevo cuerpo, y una evaluación está efectuada por la ley de karma.
La ley del karma (o ley de acción y reacción) dirige todo en el ámbito de la adquisición de nuevos cuerpos, una dinámica que está involucrado a cada ser, por la voluntad y con la compañía del Creador. Es decir, cuando un ser desencarna, el cuerpo sutil y el alma salen del cuerpo burdo y son conducidos a lugares y formas de acuerdo a las acciones realizadas en el pasado y los deseos que se tuvieron. No obstante, cuando el alma ha alcanzado la autorrealización, ella da por concluido su confinamiento en el mundo material debido a que ha trascendido los designios de la mente, la inteligencia y el ego mundanos.
El alma espiritual pura tiene la facultad de sentir, pensar y desear, pero cuando a través del ego falso se identifica con lo material burdo, es decir, quiere curiosear y manifestar apatía por la Verdad, entonces Dios, en su infinita bondad, le otorga un cuerpo sutil, a través del cual puede influir la materia burda y crear cuerpos con los sentidos del tacto, gusto, olfato, oído, para así, sensualmente, comunicarse con el mundo de los objetos de los sentidos y poder enseñorearse de la naturaleza. Pero lo anterior sólo se da por un tiempo, ya que llegado el momento todo se acaba, los seres encarnados tienen que salir de sus cuerpos y, debido a los deseos y el karma, adquirir nuevos cuerpos en el mundo material y nuevamente con sus nuevos sentidos tiene experiencias en el mundo sensorial, nuevamente envejecen y otra vez salen del cuerpo.
Así, Dios ha creado la posibilidad de que uno pueda tener cuerpos materiales, todo ello bajo la dirección del cuerpo astral, del cuerpo sutil. Pero cuando alguien hace mal uso del cuerpo físico (comete suicidio, muere drogado o comete muchas actividades prohibidas), al salir del cuerpo burdo no tiene derecho a recibir inmediatamente otro cuerpo burdo, sino que tiene que deambular en las esferas materiales en cuerpo astral como fantasma, bhuta en sánscrito. Ese es otro aspecto que se explica muy bien en las Escrituras védicas, donde realmente todos esos detalles han sido explicados ampliamente.
Por lo tanto, cuando el alma quiere reconocer su identidad eterna, tiene que trascender lo fluctuante que es la mente, al igual que las limitaciones de la inteligencia que a su vez está vinculada con la subconsciencia, y la subconsciencia está conectada con la memoria, por que, ¿qué es la inteligencia sin memoria?, y más allá se va a un área que es nebulosa, la más sutil, el lugar donde se crea la ignorancia: la ilusión del ego falso.
Muchas personas hacen preguntas sobre el tema: ¿cómo es que el alma pura llega a tener todo este confinamiento en la ilusión? Pero la respuesta a esta pregunta no es muy sencilla. Se encuentra en la rendición a Dios, quien no quiere obligarnos a entregarnos a Él. Por el contrario, Dios quiere que nosotros, voluntariamente, por la bondad y el Amor Universal decidamos entregarnos al amor y a la perfección de la vida. Si una persona pide humildemente el apoyo de Dios para salir de su confinamiento en el cuerpo burdo y sutil, entonces llegará la autorrealización y Dios concederá un cuerpo espiritual. Este nuevo cuerpo tendrá las mismas facultades de sentir, pensar y desear, aunque ya no tendrá más el encubrimiento del ego falso, del egoísmo, de la mentalidad apática de servir a la Verdad, de la intención de explorar, y dirá: yo no tengo nada que ver con todo esto, yo soy indiferente a esto.
Todas las nociones negativas tienen que ser eliminadas para que el alma pueda alcanzar la autorrealización y así liberarse de los cuerpos físicos burdos y sutiles. Pero, lo cierto es que, una gran cantidad de seres humanos hoy en día están muy interesados en explotar la materia o en explorar los campos esotéricos para ver con qué poderes se encuentran, o con qué otro bhuta (fantasma) pueden intercambiar informaciones o tener noticias acerca de los antepasados. Si bien estos tránsitos responden al espíritu viajero del hombre en acuerdo a su naturaleza eterna, tenemos que aceptar que en este mundo nunca seremos felices por más maniobras que hagamos, ya que aquí no se encuentra presente el Amor universal. En el plano de los fantasmas, por ejemplo, no hay información alguna que hable del Amor puro.
Sólo seres realmente evolucionados, los devotos puros (por ejemplo, los grandes devas como Brahma y Shiva), dirigen sus vidas hacia la devoción por Dios, refugiándose y pidiendo la misericordia de poder ser liberados de los repetidos nacimientos y muertes.
Como el cuerpo material, conformado de átomos flotantes, está siempre amenazado por el tiempo y la muerte, nadie puede quedarse con el cuerpo que tiene, incluso si alguien dice: “pero si tengo este cuerpo de princesa bonita, y quiero permanecer así” solo tiene que esperar un rato y se volverá viejita y ya no será la misma. Entonces uno viene y se va, viene y se va y, si no trasciende y no está dispuesto a ir a un nivel superior se quedará confinado en el mundo material naciendo y muriendo una y otra vez. Por eso es necesario distinguir el cuerpo burdo del cuerpo astral.
En el mundo mucha gente confunde espíritu con espiritual (o identidad espiritual que no es material). Espíritu es más bien un término cristiano que se refiere al cuerpo sutil, si bien puede que la palabra acoja otros sentidos. En el antiguo lenguaje de los Vedas, la palabra Atma se refiere al alma eterna y trascendental, lo cual, de paso, nos permite ver claramente de dónde el latín ha heredado el término alma. Tanto en la tradición vaishnava como en la cristiana la palabra alma remite indudablemente al ser individual espiritual. Por ello, es importante no confundir el ser trascendental (el alma) con el espíritu sutil (la mente, la inteligencia y el ego: lugar en donde se albergan los deseos y apegos que condicionan al alma), pues cuando se habla en sentido védico de vida espiritual, de alma espiritual, estamos hablando del ser eterno trascendental que está buscando el Amor espiritual puro, que está buscando la rendición a su Padre, a su Creador; el sentido de su existencia, y no se podrá satisfacer con nada menos que este amor, y si no lo encuentra, seguirá deambulando intentando cualquier cosa.
Por último, esperamos que encuentre en algún momento un devoto puro de Dios, una guía espiritual que le muestre todo con claridad que lo más grande y bello para un ser en este mundo es servir a Dios con todo el corazón. Según las antiguas Escrituras y el mensaje de los santos ésa es la meta y el gozo pleno a los que puede aspirar toda alma que esté dispuesta a entregarse a la voluntad de Dios. La forma más intensa y más rápida para tener un encuentro con la divinidad que está presente en nuestro corazón en la forma de la Superalma (el Guardián), el Maestro Interno, es a través de la invocación del Señor. La sabiduría védica revela que tal llamado se hace efectivo cuando cantamos los nombres de Dios: Hare Krsna Hare Krsna, Krsna Krsna Hare Hare, Hare Rama Hare Rama, Rama Rama Hare Hare. Traducción: “Oh, mi Señor, déjame ser un instrumento de tu amor”.
Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvaiti