Por tratar de tener siempre la razón, muchas veces, se debe pagar un precio muy alto. Algunas personas, sacrifican cualquier cosa con tal de ser el último en tener la razón, por ejemplo, cuando en el lugar de trabajo se tiene la costumbre de discutir sobre todo y creer que tiene la razón, esto lleva a que al final se quede solo, sin la amistad de sus compañeros. El ego es un ente muy poderoso que no se puede controlar.
¿Alguna vez has intentado razonar con un niño que lo sabe todo? Esa es la manera que tiene para comunicar su pensamiento, no puede entender el concepto de que otra persona tiene otro punto de vista sobre el tema.
Los niños a una edad temprana, pasan por una etapa en la cual se sienten ensimismados. Todo es “mío” y no comparten nada. El mundo gira en torno a sus deseos y sus necesidades. Es una etapa normal de la infancia, donde el niño afirma su individualidad e independencia. El problema surge cuando el comportamiento se desarrolla en la adultez.
Las personas necesitan sentirse bien, y otras, tienen poca paciencia con los demás. Trasmiten sus ideas como si fuera la manera correcta de hacer las cosas, y su punto de vista, la forma exacta de pensar. Si le dan una opinión diferente, lo toman como una afrenta directa en contra de su bienestar y se convierten en personas agresivas, para defenderse a sí mismos. Estas personas tienden a alejarse de los demás porque consideran que su posición es la “correcta”. El tema en cuestión, parece no tener ninguna relevancia, como por ejemplo, el ir a comprar algo a la tienda puede terminar en un desastre. La ira y la falta de empatía parece ser la regla general.
Las personas son diferentes. Cada uno de nosotros tenemos un ADN diferente, que nunca se repetirá, esto mismo sucede con las personas, lo que uno hace no se repite en el otro y viceversa. Sucede lo mismo con nuestro cerebro, lo que parece totalmente natural y fácil para mí puede ser casi imposible para el otro, como por ejemplo, “si puedo ver las cosas con tanta claridad, ¿Por qué no lo hacen los demás?” “si puedo realizar esta tarea ¿Por qué no puede hacerlo él?”.
Pero la realidad es diferente, porque uno puede hacer algo con facilidad no significa que el otro lo pueda hacer de la misma manera, tampoco es que se lo hace mejor, sino que es diferente.
¿Qué es correcto y que es incorrecto?, por ejemplo, una persona hace una comida de una forma y su amiga, hace la misma comida pero de manera diferente, y le sale riquísima. No hay una sola manera de hacer las cosas, se pueden hacer lo mismo de diferente forma. ¿Puede la opinión o la idea de alguien ser considerada como conforme a la verdad? Dos puntos de vista de dos personas diferentes pueden ajustarse a la verdad, ¿pero cuál es la correcta? Todo es muy relativo y también los diferentes puntos de vista.
Considerar que uno está en lo cierto, se acerca a la convicción de tener la razón, sobre todo cuando el contraste con las acciones y las creencias de los demás, están relacionadas con los preceptos moralistas. Alguien que necesita estar en lo cierto todo el tiempo, parece tener una actitud egoísta, siente que su manera de ver y de hacer las cosas, es superior a los demás.
También sucede cuando se trata de un divorcio, las dos partes, consideran siempre estar en la posición correcta, gastan muchísimo dinero en los abogados, para discutir cosas triviales como por ejemplo, quien se queda con las sillas del comedor, solo para vengarse y tener la razón en todo. Una vez más aquí se demuestra el precio que la gente está dispuesta a pagar en favor de su ego.
¿Por qué esa intensa necesidad de tener la razón? Hay miles de razones por las cuales las personas toman ese comportamiento, como por ejemplo, el problema con la autoestima, bajo sentido de la confianza, tratar de traer al presente hechos del pasado, la falta de adaptación en la infancia, el ego centrado en el comportamiento y la lista puede ser interminable.
Para mí no es tan importante las excusas, sino entender por qué se hace determinadas cosas, ya que detrás de él, tenemos el derecho de conocer lo que realmente nos estamos haciendo, que es llevar adelante una conducta destructiva, todo este tipo de comportamiento, va a tener un costo muy grande para nosotros.
¿Cuáles son los costos de tener la razón? Nos posicionamos como sabe-lo-todo, lo que aleja a las personas que queremos. Somos inflexibles y no saben trabajar con los demás, en equipo, hay un rechazo a trabajar en comunidad. Nos aislamos. Nos apartamos de las conexiones con el amor. Nos convertimos en una isla dentro de nosotros mismos. Lo más impactante es el hecho de que nos cerramos a lo que el mundo tiene para ofrecernos porque creemos conocernos mejor que nadie.
Nunca reconoceremos nuestra próxima oportunidad, si no nos mantenemos abiertos a las posibilidades que se nos presentan. Para seguir siendo receptivos a lo que el mundo tiene para ofrecernos, tenemos que tener la mente abierta y el corazón. Debemos aprender a escuchar lo que el otro tiene para decir. Es importante que nos demos cuenta que hay mucho para ganar cuando hablamos y escuchamos al otro.
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