A menudo, en las interacciones con los familiares y amigos, uno se tropieza inevitablemente con los problemas con los cuales uno se ha criado. Pero también tratamos de ser útiles, dando consejos sobre cómo resolver los problemas.
Sin embargo esto no es recomendable por las siguientes razones:
-En primer lugar, suponemos que conocemos cuál es el problema y nos olvidamos de escuchar, o sea, de ser una oreja para la otra persona. No averiguamos cuales son los detalles y que la otra persona pueda dar su punto de vista.
-Nos olvidamos de darle a entender nuestra empatía a los males que está padeciendo la otra parte.
-Cuando damos un consejo, por lo general, decimos algo que ya lo hemos probado o lo han hecho otros y esto dio buenos resultados. Pero este consejo que uno le está dando al oyente, no siempre puede resultar de la misma forma, porque ya lo ha intentado y no tuvo éxito o que lo aplique y tampoco lo lleve a resolverlo. Esto puede hacer que el aconsejado se sienta estúpido e incompetente.
-Cuando hablamos con la otra persona, nos ponemos en una posición de asesores, nos convertimos en expertos. Estamos ansiosos de hablar, de mostrar nuestros conocimientos y “sabiduría”, nos olvidamos de interactuar en un plano de igualdad con la otra persona. Asumimos una posición de especialista, e ignoramos que la otra parte, también tiene conocimientos para compartir con nosotros.
-Con esta posición, estamos dando el mensaje de que pensamos que la otra persona no puede encontrar una solución por sí mismo. Esto le quita poder a la otra parte.
-Hay veces que se menosprecia los esfuerzos que ha adoptado la otra persona. Nos convertimos en evaluadores de lo que la otra persona ha hecho, más que ayudarla para que logre una auto evaluación.
Les voy a dar un ejemplo de cómo se dan los consejos:
A: María y yo estamos teniendo problemas. Últimamente estamos peleando mucho.
B: Hmmm… siempre pensé que ustedes no eran el uno para el otro. (Se está tratando de obtener créditos en la supuesta predicción. B no está haciendo preguntas para saber en realidad cual es el problema que están sufriendo).
A: Bueno, en realidad nosotros nos llevábamos muy bien. Pero he estado muy ocupado con el trabajo en este último tiempo y no tuve tiempo para salir con ella. Ella siente que estoy demasiado tiempo en el trabajo y que no me importa la relación.
B: quizás esta sea tu oportunidad para romper con la pareja. (B está asumiendo que sabe cuál es el problema, no quiere ver más allá de su posición)
A: Si me separo estaría muy deprimido, porque no se qué haría sin ella.
B: no te hagas problema, tu lo vas a superar, yo hice lo mismo cuando me separe de Clara, hace dos años (B no está mostrando empatía con A)
A: Le mande ayer un ramo de rosas para compensar el tiempo que no estuve con ella, pero parece que no funciono.
B: bueno quizás tengas que trabajar un poco menos y pasar algunas horas con ella, para compensar la falta de dedicación a la relación. (B hizo una evaluación de su conducta poco comprensiva).
A: Es que en el trabajo tengo plazos para entregar los proyectos y tengo que cumplirlos.
B: Bueno, entonces tienes que decidir qué es lo que quieres (esto no es muy útil cuando hay un dilema, porque la otra persona se podría sentir estúpido e incompetente)
Usar las preguntas en las conversaciones puede resultar muy útil ya que puede ayudar a la otra persona a cuestionarse ciertos temas.
Te voy a dar otro ejemplo:
A: María y yo estamos teniendo problemas. Últimamente estamos peleando mucho.
B: Siento mucho saber esto, ¿te gustaría contarme más sobre lo que te está afectando? (aqui hay extensión de empatía, hay capacidad de escuchar para averiguar cuáles son los detalles del problema)
A: estoy muy preocupado por mi trabajo y no he tenido tiempo para salir con ella. Siente que estoy pasando mucho tiempo en mi trabajo.
B: ¿siempre ha sido así en tu trabajo?
A: no, es en estos dos últimos meses porque tengo que entregar un proyecto. Tengo plazos para cumplir y las presiones que tengo son muy altas.
B: debe ser duro para ti…. (Hay un grado de compresión del problema y la empatía alivia la tensión del problema)
A: Si… la verdad que estoy descuidando la relación con María… el trabajo me absorbe mucho tiempo. Debería delegar algo de mi trabajo (acá está haciendo una autoevaluación). Creo que le voy a enviar un ramo de flores y la voy a llamar para ir a cenar mañana a la noche. (Él está buscando sus propias soluciones).
B: Me parece una excelente idea…..
Como podemos apreciar, en estos dos planteos que parecen similares, en realidad no lo son, podemos ver, que si aprendemos ciertas habilidades en la comunicación con la otra persona, podemos dejar de lado esa posición de expertos de los problemas ajenos, y centrarnos en ser verdaderos amigos de la otra parte, para que sean ellos lo que encuentren las soluciones y no dar cátedra de lo que es mejor para el otro.
Nunca el dar consejos de la “verdad” puede resolver los problemas, debemos aprender a escuchar, a analizar y sobre todo, a que sea la otra persona la que vea que es lo mejor para solucionar lo que lo está afectando.
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