Alcanza tus metas más esquivas

– Parte 1

Todo el mundo tiene algo en su vida que le gustaría cambiar. Algunos de esos objetivos son realmente importantes, como superar ciertas adicciones, bajar de peso, tener paz interior, mejorar su salud o lograr el éxito en su actividad. Nacemos para despertar nuestras habilidades internas.
El comienzo de estas metas, es realmente interesante. La visión de triunfo, florece en la mente de cada persona, cuando empiezan el camino del cambio. Cada nuevo día, trae energías para seguir a la más esquiva de las metas.
Pero un día, te das cuenta de que todo el trabajo que estaba haciendo para lograr ese sueño no se manifiesta, entonces, a pesar de tu optimismo, del esfuerzo de aplicar las herramientas del poder de la ley de la atracción, te das cuenta de que no has adquirido la meta que estableciste para ti.
Encontrarse con un obstáculo, que aparentemente parece insuperable, pero esto no quiere decir que estas en el camino equivocado. Todos pasamos por ese estado de desesperación, de la duda y de la mala experiencia. Nos cuestionamos el valor de que lo que estamos haciendo. Pasamos por momentos en los que queremos darnos por vencidos. Es normal que esto suceda. Pero sentir lástima por uno mismo es un gran error. Ese estado de desesperación es precisamente lo que necesitamos modificar para que se produzca ese estado de avance.
El sistema de creencias y la fuerza interior
Esta experiencia de oscuridad que produce la desesperación no son lógicas, ni se pueden resolver de forma intelectual. Esos momentos, significan que nos hemos olvidado de nuestra esencia, de lo que creemos de nosotros mismos. Son profundas creencias dolorosas, que preferimos mantenerlas ocultas. El dolor que sentimos por no lograr nuestros objetivos, nos obliga a cuestionarnos nuestras creencias, ver si lo que creemos es verdad para nosotros.
Las creencias que nos limitan pueden ser variadas, pero podemos mencionar algunas:
-“Algo está mal en mi”
“yo nunca consigo lo que quiero”
“no puedo conseguir nada, no importa lo que haga. Todo es inútil”.
“Lo que soy, no es suficiente”
“yo me merezco esto”
Cuando estamos en ese proceso de cambio, tenemos que observar ciertas cuestiones. El tema no es enfrentar ese problema, sino como reaccionamos frente a él, como juegan nuestras creencias en nuestro interior. La desesperación se hace sentir, porque aumentan los conflictos internos.
Acá se pueden presentar dos cuestiones, la primera es que el conflicto crece y se renuncia a la meta, la segunda cuestión es decidir resolver el conflicto, alcanzando el objetivo o se integra un nuevo sistema de creencias.
Este es el punto de presión, en el cual uno puede darse por vencido o seguir adelante en la lucha. Esto te da la opción de adquirir una nueva creencia acerca de ti o reforzar una vieja creencia. El hecho de que uno considere que las cosas se convirtieron en insuperables, no significa que se deba abandonar ese camino, sino que uno se está enfrentando con todo lo que uno cree.
Este sistema de creencias interiores, se ve amenazado, produciendo un sinfín de síntomas, como pensamientos negativos, pensamientos suicidas, desesperanza, baja energía, pánico, ansiedad y no preocuparse por los pequeños detalles.
Caer en un pozo oscuro
El gran cambio, provoca el riesgo de enfrentarse a la oscuridad de lo que creemos sobre nosotros mismos. A veces es fácil enfrentar la oscuridad y traer la luz. Pero a veces, caemos directamente en la fosa. Si caes en ella, toma un gran respiro y reconoce esta experiencia como que tiene un gran valor para ti. Estas aquí porque consideras que necesitas explorar y encontrar una buena idea sobre ti mismo. Esa necesidad de esa buena imagen, es porque no puedes lograr tener lo que quieres, lo que consideras lo mejor no es lo suficientemente bueno o que no importa lo que hagas, las cosas siguen igual, sin esperanza.
En el interior de este agujero negro en el cual has entrado, están las ideas que tú has inventado sobre ti, que proviene desde que eras un niño, como por ejemplo el intento de explicarte la experiencia de crecer. Tu espíritu se esconde en la oscuridad, esperando tu regreso.
Así que si estas en ese pozo de la desesperación, estas en un lugar donde tienes la posibilidad de salir adelante, todo depende de ti. Solo tú puedes elegir traer nuevamente a tu espíritu a la luz. Cuando te enfrentes a esa oscuridad, decide sanar tu espíritu, otorgándole estímulos, dándole nueva información.
¿ tú decidiste estar en la oscuridad? ¿Y ahora qué? Te debes sentar con ella. Siéntate con el dolor de lo que esto representa, la oscuridad. Si, es abrumadora. Produce confusión, desesperanza. En la oscuridad solo hay pensamientos oscuros. No luches contra la oscuridad con más oscuridad, aportando sentimientos de ira, frustración, amenazas, falta de esperanza. Solo estarías creando más oscuridad. La ACEPTACIÓN es la clave. La oscuridad y la desesperación, luchan con todas sus fuerzas para mantenernos en la creencia de que somos débiles y defectuosos.
Esto sucede, no porque nos consideremos malos, sino porque ponemos a estas creencias por sobre nuestros verdaderos sentimientos, para mantener a nuestro espíritu en la seguridad de la oscuridad.
Como personas adultas, ahora la clave es aceptar esa oscuridad, aceptar todos esos pensamientos oscuros, y luego ofrecernos el amor y la luz. Escucha a tu espíritu. Deja que sus palabras hablen del miedo. A continuación, ofrécele la comodidad y la aceptación. Después de todo, tu espíritu pasó por momentos muy difíciles, por esa razón decidió esconderse en la única opción segura que tenia.
Has viajado una gran distancia, que solo te llevo a un callejón sin salida. Acepta que no tienes lo que quieres. Acepta esto. No con ira, no con frustración. Simplemente respirando y aceptando. No importa porque estas pasando por este momento. Es lo que te toca vivir. Ahora estás preparado para ver en profundidad el tema.
Esto es lo que se llama el punto de transición, donde tienes la oportunidad de fortalecer tu espíritu y no dejar que las circunstancias de afuera te hagan perder tu equilibrio. Este es el momento crucial para elegir los pensamientos que tengan buena energía, dulzura y tranquilidad. Refuerza tus creencias de que puedes tener lo que quieres.
Acepta esta experiencia de la mejor manera posible. Esto contribuirá a tener una mejor visión de ti. La aceptación de lo que te sucede, a pesar de que te puedes sentir terrible, es la mejor salida que tienes. La aceptación no es la apatía. Utiliza la aceptación para que te permita ir más allá.
Hazte las siguientes preguntas:
1-¿Qué estoy experimentando ahora?
2-¿Cuáles son mis pensamientos sobre esta experiencia?
3-¿Qué estoy sintiendo?
4-¿Qué es lo que creo sobre mí, cual es mi lugar en el mundo? ¿Me encuentro realmente en un callejón sin salida?
5-¿Qué es lo que necesita mi espíritu para sentirse seguro y cómodo?
6-¿esto es similar a lo que sentía en algunas situaciones cuando era un niño?
7- si yo fuera sabio y amoroso conmigo ¿Cómo me consolaría?

- Parte 2.

Hay que ir hacia adelante o abandonar? No hay decisiones equivocadas. En este momento de transición, no te fuerces. No infrinjas juicios sobre ti mismo. Date cuenta de que has comenzado a cuestionarte tus propias creencias esenciales, que se mantienen fieles a la verdad que tienes incorporado acerca de ti.
Tal vez sea el momento adecuado para sentarte y reflexionar sobre este tema o quizás no lo sea. Si tu destino es volver a rever cuales son tus verdaderos objetivos, se creara una vez más esa oportunidad. Relájate. Reconoce que este es el momento para encontrar compasión por ti mismo.
¿Qué camino se debe elegir? Carlos Castañeda escribió en “la enseñanza de Don Juan”, “¿el camino tiene corazón? Si lo tiene, el camino es bueno, si no, no sirve de nada. Ambos caminos no conducen a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno te hace fuerte, el otro te debilita. “Tal vez la verdadera transición en este punto es la elección del coraje de abrir tu corazón hacia ti mismo, como testigo experimentado de lo que más te da miedo”.
Sentarse con lo que uno es
Para desplazar la duda y la desesperación, debes observar lo que sientes. Di las palabras frustración y enojo. Escríbelas. Muchas veces, lo que más necesitamos es a alguien que nos permita estar plenamente en un lugar de absoluta confianza. Para ello, debemos decir: “me veo allí, y estoy bien”. Y saber que no trataran de mejorarlo o de solucionarlo.
Tenemos que ofrecernos compasión a nosotros mismos. Cuando estamos viviendo algún momento de desesperación, digamos: “está bien que me sienta así. Está bien que experimente esto”. Ofrécete a ti mismo amor y compasión, acepta tus sentimientos. Si es confusión lo que sientes, acéptala, bríndate amor. Abre tu cuerpo y deja que la confusión fluya dentro de ti. Experimenta no tener miedo de tus propias emociones.
Evita la tentación de refugiarte en viejos patrones de conducta como pasar hambre, comer en exceso, comer compulsivamente, o tomar el camino de otras adicciones. El hecho de que estés sintiendo confusión, no es un signo de fracaso. Esta es una señal de crecimiento y de gran valor.
A pesar de que manejar los sentimientos es difícil, hay que reconocer el valor de saber exactamente donde se encuentran. Intenta revisar tus sentimientos sin juzgarte. Lo que sientas, acéptalo. Acepta lo que estas experimentando, ya sea desesperación, desesperanza o frustración. No hay ninguna necesidad de juzgarlo. No hay necesidad de defenderte. No hay que hacer un análisis o averiguar de dónde salió. Es aceptable, de vez en cuando, sentir miseria emocional. Todos nos hemos sentidos de esa forma alguna vez.
La tarea en este punto crítico, es encontrar una forma para abrir tu corazón y aceptar tu propia desesperación, tus lágrimas, la ira o las injusticias que vives. Luego, decide. A pesar de que te sientes como que estas en un callejón sin salida, ¿Qué puedes hacer ahora mismo? Te parecerá que es mucho más fácil no aceptar lo que te sucede y volver a los problemas de alimentación, ahogar tus penas en el alcohol, o tomar cualquier actitud autodestructiva.
Pero ¿es lo que realmente quieres? Concentra tu atención en dos situaciones diferentes, en tu presente y en tu futuro, y recuerda tu derecho de vivir ahora. Di palabras de poder y de estimulo, “Yo poseo los dones de la fe interior, de la paciencia, la convicción y la disciplina. Puedo elegir mis objetivos y tengo la fuerza y la resistencia para ir detrás de ellos. Yo soy una parte del trabajo y viable del mundo y tengo un gran trabajo por hacer. No tengo miedo a creer en mi fuerza interior y en mi poder”.
A medida que continúes en este viaje, aprenderás que la fe puede lograr muchas cosas y que no es un proceso de un paso, sino la continuidad de ellos. Cada uno de nosotros, tenemos un sistema de creencias que nos limitan y que debemos aprender a enfrentar, aceptar y liberarnos de ellos.
La fe es infinita cuando creemos en nuestra propia capacidad, que está en constante expansión a partir de las experiencias que vivimos. Betty Eadie en el “Despertar del Corazón”, describe a la fe como un proceso continuo. En primer lugar, tenemos el conocimiento, luego la creencia, la práctica, y finalmente, la fe comienza a desarrollarse. Esta fe puede ser con respecto a Dios o la fe un uno mismo, pero esta no se despierta de un día para otro. Se necesita, muchas veces, volver a los lugares oscuros, para restablecerla.
Aprende a ser amable con tu espíritu, para que no sienta miedo. Si bien este camino es doloroso, solo con el amor podemos restablecer la fe interna. No nos gusta descubrir lo que nos hace doler dentro de nosotros. Pero finalmente descubrimos la verdad, que nuestra idea es equivocada, nuestras creencias, los juicios y los castigos que nos damos, nos llevan por un camino erróneo, pensamos que no somos personas dignas de tener lo mejor. La recompensa es decidir, que en realidad, está bien abrir nuestro corazón a todo lo que nos sucede en nuestro ser. Manejar y reconocer cada una de nuestras emociones, nos llevará por el camino de la liberación, tanto física como emocional. Pero esa decisión la debemos tomar ahora, para que nuestro futuro este signado por el amor que nos tenemos como seres humanos.