Nuestra mente es “moldeable”. Si pensamos en algo, enseguida, la imagen de ese algo aparecerá en nuestra cabeza (aunque no queramos).
Si deseamos estar felices y tranquilos, podemos imaginar una escena que nos relaje y sentir que estamos allí, con sólo cerrar los ojos.
Te propongo seguir unas sencillas afirmaciones diarias, desde hoy, hasta dentro de cinco días (por supuesto, que luego, podrás volverlas a repetir cada semana, haciendo hincapié en las afirmaciones que más necesites).
Antes de levantarte, incluso antes de abrir los ojos por las mañanas, repite:
- Hoy es un día maravilloso. Hoy va a ser un día estupendo. La vida es maravillosa. Todo va a salir bien.
Después visualiza como te gustaría que fuera tu día (que cosas deseas hacer o tienes que hacer y como quieres sentirte), intentando dibujar todos los detalles en tu mente.
Cuando lo hayas hecho, entonces sí, abre los ojos y levántate.
1º día: Motivación.
Hoy vas a repetir una frase que te motive y te anime. Como por ejemplo una de las frases de la mañana: La vida es maravillosa. Repítete esta frase para tu interior, cada vez que estés a punto de enfadarte o ponerte triste (aunque no “creas” en ese instante lo que piensas, tan sólo dilo).
2º día: Poder.
Si crees que puedes hacer algo, no lo dudes, lo harás.
La frase de hoy es: Puedo hacer lo que me proponga. Yo puedo.
3º día: Autoestima.
Cuando tengas algún minuto a solas (por ejemplo, cada vez que vayas al cuarto de baño), mírate al espejo o simplemente, repite en voz alta (o grítalo dentro de ti):
Soy una persona maravillosa. Merezco todo lo bueno que me pase. Me quiero.
4º día: Sanación.
En ocasiones, las enfermedades y los dolores, están ahí para avisarnos de algo (por ejemplo, de parar si tenemos una vida muy ajetreada o para que prestemos mayor atención a nuestro cuerpo y mente). Tú eres el responsable último de tu salud. Hazle caso a tu cuerpo. Repite:
Me siento sano, me siento bien. Me siento estupendamente.
5º día: Confianza.
Siéntete como si estuvieras en una burbuja durante el día. Recuerda cuando estabas segura o seguro (por ejemplo en tu niñez, tal vez al lado de tus padres). Recuerda aquellas ocasiones en que sabías que todo saldría como deseabas, y repite:
Hoy nada me preocupa. La vida fluye sin esfuerzo. Sé que todo va a estar bien.
Y todas las noches antes de dormir, afirma:
- Voy a dormir placidamente y sin interrupciones. Voy a sanar mientras duermo. Todo está bien.
Y duérmete con ellas.
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