Constantemente estamos buscando la felicidad, aunque muchas veces ya no seamos consciente de ello por haber perdido la perspectiva.
La gran mayoría de acciones que realizamos en nuestra vida están encaminadas a tener una vida feliz. Estudiamos para poder conseguir un buen trabajo, trabajamos para poder tener una buena posición económica y, por ende, tener una buena vida (tener una buena casa, un buen carro, un buen nivel adquisitivo, etc.), pensando que todo esto nos acercará cada vez más a la felicidad.
Pero resulta que va pasando el tiempo y, aunque logremos obtener todo lo que espérabamos, incluso una linda familia, por más que nos esforcemos, todavía nos sentimos lejos de la felicidad.
¿Qué nos sucedió?
¿En qué momento perdimos el camino?
¿Cuándo dejamos de perseguir la felicidad para empezar a perseguir solo su fantasma?
Sin duda, contestar estas preguntas no resulta nada fácil en un principio, pero no hay que desesperarse, las respuestas se encuentran dentro de nosotros, solo están esperando que cambiemos un poco nuestra perspectiva para que podamos descubrirlas. En esta ocasión, el concepto clave que debemos invocar en nuestra búsqueda es la armonía interior.
¿En qué consiste la armonía interior?
Primero tenemos que centrarnos en esta pregunta para luego poder responder las demás, y para ello tenemos que hacer un pequeño trabajo de instrospección.
Tratemos de mirar dentro de nosotros, tal vez en un principio no encontremos nada, pero con un poco de paciencia, fe y disciplina empezaremos a descubrir cosas sorprendentes.
Por ejemplo,
¿por qué hemos estado buscando la felicidad afuera durante todo el tiempo?
¿Por qué creímos que rodéandonos de todos los bienes materiales y comodidades lograríamos un estado tan anhelado?
Este es el primer paso para enderezar nuestro camino: entender que la felicidad que buscamos solo puede estar dentro de nosotros, y esta solo saldrá a relucir si logramos equilibranos y obtener nuestra armonía interior. Hemos sido puestos en el mundo con distintos fines, cada ser humano es único y, por lo tanto, tiene que cumplir también un fin único, pero también hay un fin que todos los seres humanos tenemos que cumplir: ser felices. Hemos sido puestos en la tierra para eso, y si lo pensamos bien, al final de nuestros días eso es lo que verdaderamente contará; no importará cuánto dinero acumulamos, cuán exitosos fuimos en nuestra profesión, cuánto nos admiraron, cuántos bienes tuvimos... lo único que realmente importará es si logramos ser felices, si tuvimos una vida plena y si dejamos un rastro de felicidad detrás de nosotros.
Lograr la armonía interior hará que nuestra felicidad no esté condicionada a factores externos, porsupuesto siempre se darán hechos en la vida que nos harán dichosos o nos causarán mucha tristeza, pero esto solo es parte del cauce que nos conduce. Lo importante es que tengamos un equilibrio (armonía) interior que nos permita ser felices no en función de lo que tenemos o dejamos de tener afuera, sino de lo que tenemos dentro, de esa luz que nos calienta e ilumina y que tiene la maravillosa propiedad de ser transmitida a los demás.
La armonía interior es como una herencia, cuyo mayor tesoro es la felicidad, y lo mejor de todo es que podemos compartirla con todos los que queremos y, más aún, con quien lo necesite.
Si sientes entonces que te perdiste en el camino tratando de buscar la felicidad, no te aflijas, la puedes recuperar en cualquier momento, nunca la perdiste, pues está dentro tuyo.
Activa tu armonía interior y perfecciónala cada vez más para lograr un mayor equilibrio.
No dejes de perseguir los sueños que tengas, no dejes de ponerte metas que te ayuden a superarte en cualquier sentido, pero no cometas el error de querer centrar tu felicidad en ello. Mira dentro tuyo, escúchate, siente la voz de lo que verdaderamente quieres hacer, de lo que verdaderamente podría hacerte feliz, y ponte en marcha, llevando siempre la armonía contigo.
Eliana EL