Dentro del mundo de los ángeles, hay tres arcángeles en particular que nos apoyan con el tema corazón y pareja: Chamuel, Raguel y Rafael. Antes de invocar su ayuda te invito a que recapacites detenidamente sobre lo siguiente: ¿estás llegando “limpio” o con tristeza en tu corazón a una nueva relación?, ¿constantemente eliges el mismo tipo de personas?; ¿hay algo o alguien que no hayas perdonado?; mejor, ¿ya te perdonaste a ti mismo por lo sucedido en tu último amorío?
Recuerda que el proceso de sanación y de perdón empieza por casa. Así que mi invitación es a que observes a las personas que han pasado por tu vida como maestros. Si crees no haber tenido éxito, no los catalogues como fracasos, más bien como lecciones y aprendizajes de amor. Toda relación es una oportunidad de crecer, de expandir tu amor y de conocerte de una manera más profunda.
Honra a cada una de esas almas que fueron tu pareja. Bendícelas, agradéceles y deséales todo el bien posible. Envía con tus ángeles un mensaje a sus ángeles diciendo por ejemplo: “Gracias (menciona su nombre): te bendigo, te entrego y te libero”. Al soltarlas, estás reconociendo tu propia libertad y rompiendo tus ataduras.
Para tener equilibrio en tu vida debes estar en balance emocionalmente, prepararte para el amor y creer en él. Amarse y aprender a estar con uno mismo es el principio, ya que somos nuestra primera relación. Con nosotros vamos a estar toda la vida. Con tanto cuento de hadas, nos hemos creído la idea de que nacemos incompletos y que necesitamos otro ser que nos complemente y llene nuestro vacio interior: la media naranja.
Lo paradójico es que cada persona con la que nos cruzamos es un espejo nuestro. Lo que vemos en los demás y nos disgusta, también está en nosotros y debemos trabajarlo. De manera que hasta que no sanes tu relación interior y abordes tus limitaciones, prejuicios e insatisfacciones, las vas a ver siempre reflejadas en tus vínculos sentimentales. Entre otras cosas, si te quejas de que la otra persona no te brinda algo, pregúntate si tú, si te lo estás dando a ti mismo.
Acéptate tal y como eres
Conoce tus límites, miedos, deseos, necesidades. Halla el origen de tus debilidades, acéptalas y trabájalas. ¿Cómo puedes compartir tu intimidad con otra persona si estás distanciado de ti mismo? Acéptate tal y como eres. Ámate, eso hace la diferencia.
Evalúa, ¿qué te has estado dando a ti mismo?, ¿estás construyendo tu camino desde lo más profundo de tu ser o se lo estás dejando a otros o al “destino”? Te recuerdo que tu felicidad está en tus propias manos. Tú tienes el mando de tu vida. La plenitud no radica en tener en alguien a nuestro lado. Mientras encuentras esa pareja que buscas, relájate. Disfruta el estar soltero por ahora. Sal, diviértete con tus amigos, haz todo lo que te gusta, practica de nuevo tus hobbies, estudia, aprende cosas nuevas, asiste a cursos, etc.
Haz una lista de los atributos que tienes para ofrecer. Imagina como si publicaras un aviso clasificado de esos que empiezan: Ofrézcome… Si, aunque suene chistoso. Piensa qué escribirías. Crea tu descripción personal. Igualmente diseña tu propia oración para pedir que “ya llegue” esa persona que está esperando por ti. Piensa en sus características físicas, terrenales, espirituales. Enumera las cualidades que buscas en un amor verdadero. Termina tu petición con algo así como: “esto o algo mejor para” mi. Amén.
Revisa tu proyecto de vida. ¿Qué es lo que quieres?, ¿cuáles son tus prioridades? No pienses más en el pasado, en las relaciones que no progresaron, si piensas, les das fuerza. De hecho, cada una de esas otras personas reforzó el concepto o te dio alguna idea sobre lo que buscas en el amor. Mantén tu mente y tu corazón abiertos. Evalúa tus pensamientos, tus palabras, tus acciones. ¿Están acordes a lo que quieres?, ¿qué es lo que a diario te repites: que te vas a quedar solo, que todos son iguales, que el tren te dejó?
Pide a Dios y a tus ángeles que te muestren de qué manera estás retrasando la llegada de tu pareja. Siembra semillas de amor en tu mente. Háblate con frases amorosas. Chequea también tu espacio físico, el lugar donde habitas, donde duermes. Renueva la energía. Limpia, saca de tu vida todo lo que ya no necesites (material, emocional y espiritualmente hablando).
Los arcángeles te asisten
Habiendo ya evaluado todo lo anterior, disponte ahora si a invocar a estos tres maravillosos y poderosos arcángeles. Busca un lugar apropiado donde puedas relajarte y regalarte un espacio de tiempo sin interrupciones. Si quieres enciende una vela. Aquieta tu mente. Respira profundamente varias veces y piensa en los tres arcángeles (Chamuel, Raguel y Rafael) o menciona sus nombres en voz alta y simplemente di: Arcángel Chamuel, por favor ven a mí ahora. ¡Necesito tu ayuda!
Igual haces con los otros dos arcángeles. Luego describes mentalmente o verbalizas tu situación. Con claridad expresa lo que quieres. Entrega tus preocupaciones acerca de este tema y termina agradeciendo el hecho de que tu oración está siendo escuchada y contestada. Espera confiado.
Visualízate con tu nueva pareja, imagina sus abrazos, las experiencias deliciosas con esa persona. Antes de ir a dormir invoca a los ángeles de tu pareja y pídeles que le transmitan tu mensaje de que ya estás listo y preparado para amar y ser amado. No te obsesiones con la idea obviamente. Deja todo el asunto en manos de Dios y tus ángeles. Ellos orquestarán todo para que se propicien las condiciones para el encuentro con ese ser amado. No pongas condiciones. Confía en el orden Divino, todo llega a su tiempo.
Martha Muñoz Losada