"Pronunciar palabras de consagración produce cambios en las
vibraciones de los objetos y de las criaturas. No hay que olvidar
nunca que, más allá del plano físico, existen otros planos
más sutiles, y lo que se produce en estos planos sutiles acaba
por influenciar el plano físico. Es por ello que debemos cada
día consagrar nuestra vida a Dios, es decir, consagrar no
solamente nuestras actividades sino también todo nuestro cuerpo
con nuestros miembros, nuestros órganos, con el fin que se
conviertan en depositarios y trasmisores de corrientes de
energías puras.
¿Por qué aconsejo a los padres consagrar a su hijo, desde su
nacimiento, al Señor? Porque graben de esta forma, en su materia
psíquica, surcos gracias a los cuales será atraído hacia una
dirección luminosa, divina. Recibirá corrientes de fuerzas
benéficas, mientras que las corrientes oscuras serán desviadas."
Omraam Mikhaël Aïvanhov