La meditación es un paréntesis, un descanso en nuestro día a día, un cese de toda actividad, física, mental y emocional. Cuando nos tomamos un descanso tan profundo nada se altera en nuestro interior, cuando abandonamos toda acción como si estuvieramos dormidos llegamos a saber quienes somos, de repente se abre la ventana, no puede ser abierta con esfuerzo pues el esfuerzo genera tensión y la tensión es el motivo de muchas de nuestras desdichas, es importante que comprendamos que la meditación no es un esfuerzo. tenemos que aprender a disfrutar de la meditación, tener respecto a ella una actitud lúdica, no debe ser tomada de una forma seria, rígida por que de ser así no servirá de nada. Hay que llegar a la meditación de una forma placentera, ser conscientes de estar entrando en un descanso mas y mas profundo. Cuando logremos estar profundamente relajados por primera vez comenzaremos a sentir nuestra propia realidad, nos enfrentaremos a nuestro propio ser. Si estamos activos no podemos vernos a nosotros mismos, la actividad levanta mucho polvo a nuestro alrededor por lo que necesitamos abandonar toda actividad durante algunas horas cada día. Una vez aprendido el arte de la meditación uno puede estar en activo y en reposo al mismo tiempo por que el descanso es algo intimo y nada que venga de fuera lo puede perturbar, la actividad sucede en la periferia mientras que el centro está en reposo. Tenemos que acomodar nuestras vidas de forma que dejemos de lado toda actividad inútil, hacer solo o esencial y dedicar cada vez mas energía a nuestro viaje interior, entonces se produce el milagro cuando podemos estar al mismo tiempo en reposo y en actividad, es la unión de lo sagrado con lo mundano, del materialismo con el espiritualismo.
Extraído de un texto de Osho