Los estudios han demostrado que las personas que meditan regularmente han reducido las enfermedades, el estrés y la necesidad de descanso.
Una de las razones más convincentes para meditar es que el proceso de la meditación en sí, es sublime. La meditación no depende del resultado, sino del acto mismo de la meditación. Durante la meditación se llega a un estado de satisfacción y la conciencia se mantiene tranquila.
Todos en algún momento de nuestra vida experimentamos un ataque de estrés. Estamos constantemente bombardeados con información negativa; por televisón, por los periódicos, por la contaminación acústica y por la presentación de violencia verbal o física.
Con el fin de contrarrestar esta fuerza enorme de negatividad y de sufrimiento, es necesario un poder superior que se encuentra dentro de nosotros mismos y la meditación nos conecta con el interno que está lleno de luz.
En otros tiempos, las personas se rodeaban de la naturaleza en sus rutinas diarias y principalmente en los rituales para fortalecer sus creencias. No había vibraciones sonoras artificiales como los teléfonos o la maquinaria, no había tensiones y no existian las enfermedades resultantes de las complejidades urbanas industriales.
Se escuchaba el ruido del agua, el zumbido del viento, la belleza de las estrellas en el cielo y el olor de la tierra. Había ritmos naturales en todos los aspectos de la vida, la gente plantaba las semillas y se nutría con los productos alimenticios resultantes. Se sentía una conexión con todos ellos.
Hoy en día podemos vivir nuestra vida entera sin tener que ponernos en contacto con la naturaleza de una manera directa. Vivimos con climas artificialmente controlados, nos alimentamos en los restaurantes de comida rápida o los compramos en tiendas donde unicamente los venden procesados.
Existe un divorcio total entre nosotros y nuestros orígenes naturales. La meditación nos permite de una forma fácil, conveniente y gratuita; entrar en esos elementos naturales, cerrando el mundo que nos rodea, dejando de lado nuestros cuerpos y despejando la mente de todo el estrés.
La meditación no cuesta nada, no tiene efectos dañinos, no va a agregar calorías o colesterol al cuerpo. Tampoco es adictiva como las drogas, el alcohol y puede traer beneficios positivos y saludables.
El cuerpo humano es una creación compleja, a medida que uno medita, el cuerpo segrega hormonas y productos químicos misteriosos que realmente ofrecen una subida increíble de energía y felicidad. Esto es sólo uno de los efectos secundarios sorprendentes de la práctica de la meditación.
Algunas personas la utilizan para ayudarse a lidiar con el dolor, las secuelas de un trauma o una tragedia, también para recuperar la alegría y como agradecimiento por las bellezas de la vida. Hay quienes utilizan la meditación como una herramienta creativa para inspirarse en las artes.
La meditación proporciona un vigor más fuerte y sostenible, la energía sexual, la calma: su tranquilidad es comparable a la profundidad excepcional de un sueño reparador.
Hay innumerables razones para meditar, una es hacer del mundo un lugar mejor, más pacífico y armonioso.
Debemos dedicar algún tiempo de nuestras vidas estresantes para hacer una pausa y buscar beber del oasis mental con la práctica de la meditación.
Dése tiempo y comience a practicar la meditación
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