Libérarte del pasado para vivir el presente

Dentro de las emociones, el resentimiento es una de las más nocivas. Resentir significa volver a sentir, esto significa que, al momento en que recordamos alguna experiencia, no importando que tan alejada este de este momento presente, la volvemos a sentir con la misma intensidad a como la sentimos aquella vez.

Un conflicto emocional pasado y sin solucionar se reflejará sin duda en las reacciones que tengamos en las experiencias presentes. Esto puede resultar muy difícil para muchas personas, volver a sentir el dolor, la indiferencia, el enojo, la tristeza, la desesperación y hasta el odio que se sintió con alguna experiencia pasada, pues si algo no fue solucionado emocionalmente a su debido tiempo sin duda afectará de alguna u otra forma este momento, se atraerán experiencias y situaciones a la vida actual muy similares a las pasadas, para que de alguna forma encuentren solución siendo vividas en el presente.

Si hay algo en el pasado que no encuentra solución y esta en conflicto, está energía queda bloqueada y no permitirá que el hoy sea una experiencia realmente gozosa. Un dolor emocional de muchos años atrás y sin solucionar, puede ser la causa de muchos padecimientos y enfermedades actuales, a nivel energético un constante rechazo y una constante tristeza son las grandes raíces que hace crecer innumerables padecimientos a nivel corporal.

Cuando decimos “hay que dejar el pasado atrás” no se quiere decir que se ignore o evada lo que se considera un pasado, significa que revaloremos una actitud y una forma de pensar, que les hablemos a esas experiencias que nos hacen poner en conflicto y les digamos “¿Qué es lo que me quieres enseñar? ¿Qué es lo que tengo que aprender de todo esto?” La única forma de vivir en el pasado es trayéndose emociones de dolor e ira a un tiempo que no corresponde, y si persistimos en reaccionar siempre con las mismas actitudes entonces crecerá nuestro cuerpo pero nuestra capacidad emocional será inmadura para enfrentar las demandas actuales.

La madurez emocional reside precisamente en un entendimiento y una nueva actitud hacia las experiencias actuales. Esto se logra transformando el rencor y el dolor en un movimiento interior más iluminado, se logra a partir de ir comprendiendo que la felicidad es nuestra responsabilidad, que todos aquellos seres con los que convivimos en el pasado hicieron lo que mejor pudieron y que, ciertamente, nadie nos debe nada.