La respuesta de este tema es tan sencilla que no necesita mucho preámbulo: El propósito de la vida es tener una vida con propósito.
Cuando vemos la vida a través de un único y gran propósito, casi siempre nos complicamos, nos estresamos y nunca lo logramos. Es por eso que en esta oportunidad quiero acercarlos a una reflexión.
Podemos llenar nuestra vida de pequeños propósitos que vayan sumando a ese otro gran propósito.
A la mayoría de las personas que les pregunto, cuál es su propósito de vida, me responden: “Ser feliz”. Bien tomando esto como ejemplo, si nuestro gran propósito de vida mantenernos felices, observen que digo mantenernos, no “ser felices”, y esto es porque tengo la convicción de que todos nacemos felices, sólo que no lo tenemos conciente. Así que convertir la búsqueda de la felicidad en un propósito me parece fuera de lugar. Bien. Volvamos al punto. Si queremos mantener nuestra felicidad, nuestros pequeños propósitos deben estar centrados en eso. Si dividimos nuestra vida en secciones o aspectos, podemos observarlo mejor.
El aspecto físico, dentro del que entra la estabilidad económica, la Salud, nuestro cuerpo, etc., forma un área en la que podemos trabajar con pequeños propósitos. Si tenemos un empleo pero somos no nos satisface, o nos molesta nuestra figura y además estamos deteriorados en la salud, entonces estamos lejos de llegar al propósito mayor.
El aspecto emocional, dentro del que entra la pareja, la familia, amigos y el amor a nosotros mismos. Para llegar al propósito mayor de mantenernos felices, debemos revisar cómo están estos aspectos. Cómo es nuestra relación con la pareja, o no tenemos pareja y eso nos hace estar tristes y melancólicos. O estamos peleados con nuestros padres y hermanos. No cooperamos con la humanidad, somos egoístas, etc.
En el aspecto mental, entra la satisfacción profesional, los estudios, la capacidad de crear, etc.
En el aspecto Espiritual, entra nuestra creencia, principio y valores.
Una vez que equilibremos estos aspectos, sin darnos cuenta estaremos disfrutando de la realización de nuestro mayor propósito.
La mejor manera de recorrer un gran trecho es paso a paso, así que debemos tomar decisiones día a día. Como dice la celebre frase de programa de alcohólicos anónimos. “Solo por Hoy”. Que tal “Solo por hoy soy feliz”. Y la mejor manera de hacerlo es abordar los pequeños detalles que lo conforman.
Cuando expuse este tema en mi espacio de radio, una persona me pregunto, y ¿Cómo hacemos para mantener el propósito de ser feliz día a día si se nos muere un familiar, o somos asaltados por delincuentes o nos quedamos sin empleo?
Estas situaciones forman parte de nuestra historia de vida, y todos en algún momento hemos atravesado por algunas o todas ellas. Cuando definimos que nuestro propósito diario es ser feliz, no es que dejaremos de sentir el dolor, o que no tendremos conflicto; es simplemente que no nos dejemos atrapar por la situación y convertirla en un aprendizaje. La mejor manera de sanar una situación de dolor es aprender de ella. Una cosa es sufrir por la pérdida de alguien y otra muy diferente es vivir sumidos en el dolor por que esa persona ya no está. Eso ya no es dolor natural del momento, es ego, es miedo, es inseguridad pero no dolor natural.
Cuando llenamos nuestro día a día con el pequeño propósito de ser feliz “solo por hoy”, aprendemos que todas las cosas que nos suceden en la vida son naturales, y que como creaciones de la mente, vienen y van.
Para mantener la felicidad o la estabilidad emocional o material, la idea no es cambiar lo que sucede a nuestro alrededor es simplemente cambiar la forma en que lo miramos.
Caro Arkangel García