Una mano abierta puede contener agua, pero una mano cerrada no. Cuando estamos abiertos, el amor puede penetrarnos, pero cuando nos cerramos sólo queda lugar para la tristeza.
Un Ángel una vez me dijo que el pecado de Adán fue cerrarse a Dios. Adán cayó cuando cerró su corazón.
Si hubiera seguido abierto, todavía viviríamos en el paraíso.
Cerrarse es quedarse en las limitaciones del ego, mientras que abrirse es dejarse penetrar por el gozo infinito de Dios.
Cuando nos abrimos, permitimos que la vida fluya a través nuestro. Cuando nos cerramos, estamos haciéndole el juego a la muerte.
Te propongo que:
Te puedas preparar para esta meditación mediante un buen baño y poniéndote ropas limpias.
Puedes encender una vela y quemar incienso.
Vacía tu mente de todo lo que creas te autolimita e imagínate rodeado de una luz suave y cálida.
Siente como todo tu ser absorbe esta luz y se funde con ella.
En el extremo de esta luz está el Ángel de la Apertura. Ábrete a Él e invítale a que entre a tu vida y que el gozo infinito de Dios te llene.
Ábrete y déjate penetrar por la sensación de paz, luz y limpieza que se desprende de Él.
http://hermandadblanca.org/biblioteca/curso-sobre-los-angeles-con-enfoque-metafisico-por-alexiis/angeles-clases-de-11-a-15/