Hay coincidencias que son los que se llaman “huellas de ángel”. Las huellas de ángel son las sincronizaciones, las coincidencias que reverberan de significado y te dan la sensación de que hay alguien por ahí, ocupándose de beneficiarte.
Algunas huellas de ángel son tan sutiles que puedes pasarlas por alto, si no tienes la costumbre de buscarlas.
Si por ejemplo no podemos llegar a tiempo a un cierto lugar, o nos demoramos más de lo esperado, no nos debemos alterar cuando los planes parecen empantanarse. Todas esas ‘demoras’ tienen una finalidad, nos tenemos que limitar a esperar que aparezca el motivo y pronto se hace visible.
Cuando sientes el impulso de llamar a alguien y esa persona te dice: ‘Justamente necesitaba hablar contigo! ¿Cómo supiste que debías llamar”, allí están las huellas de ángel, aunque podrías atribuirlo también a la percepción extrasensorial. Es lo mismo. Cuanto en tus manos cae el libro adecuado en el momento justo… ¡Más huellas de ángel!
Si dedicamos un momento a reflexionar sobre los innumerables momentos de gracia que hemos experimentado, comenzaremos a apreciar un esquema de intervención benévola. Lo que ha sido denominado corazonada, sexto sentido, intuición, bien podría ser la voz de un ángel que nos susurra una indicación, enseñándonos a utilizar la sabiduría que nos fue dada por nuestro Hacedor.
Invocar la atención y la compañía de tus compañeros celestiales favorece la oportunidad de crear más “huellas de ángel”. Esas ocasiones en que se encuentra lo que no se buscaba brindan el placer de las sorpresas felices y proporcionan un sentido de flujo y la armonía de la vida.
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