El primero es que a veces deseamos cosas que no nos covienen o que en el fondo nos perjudicarán. Nuestro ser interior sabe bien lo que quiere aunque nuestra razón diga lo contrario. Entonces sucede que las cosas salen de un modo diferente a como las esperábamos o simplemente no salen. Si eres un poco observador te darás cuenta que el Universo-Dios-Vida nos habla, a veces de un modo bastante claro, a través de sucesos, de pistas, etc y si sabemos interpretarlo compenderemos que nos están indicando si debemos seguir por un camino o no. Otro día hablaré sobre esto de "Dios te habla", que es muy curioso.
El segundo factor es nuestro estado interno. Una vez terminado un trabajo de magia debemos desvincularnos del resultado, que sea el Universo el que se ocupe de los detalles. Imagina que plantas una semilla en la tierra y al día siguiente vas y la desentierras para ver si ha empezado ya a crecer. Eso es absurdo. Debes dejar que la Naturaleza siga su propio curso. Recuerda: Dios sabe cómo hacer que las cosas sucedan. Por eso es tan importante desconectar, no estar preocupado a todas horas por si tu trabajo de magia está funcionando o no, porque con eso sólo consigues interferir en la energía del hechizo y minar tu fe.
La ley del desapego dice que tienes que desvincularte del resultado. Dejar que todo fluya libremente a su propio ritmo. En otras palabras, tu dices Qué quieres y el Universo se ocupará del Cómo obtenerlo.
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un beso y una linda sonrisa