“…debe evitarse el peligro de que uno quede concentrado en sus problemas aislándose del mundo, es decir, dejando de relacionarse fácilmente con todo lo que lo rodea: personas, ideas y naturaleza. ¿Cómo puede uno enriquecer su vida? Toda la desdicha que sienten muchas personas no se debe a que estén muy enfermas, sino a que están alejadas de todo lo que hay de interesante en la vida, de todo lo que hay de placentero en la vida, de todo lo que hay de hermoso en la vida. Se quedan rumiando sus problemas, sus equivocaciones, sus síntomas, y Dios sabe qué más, cuando podrían gozar de la vida de tantísimas maneras. Claro, que pueden decir (y es lo que dicen): “Sí, pero es que estoy muy deprimido”. Bueno, en cierto modo es cierto, pero tampoco es toda la verdad. No es toda la verdad. Es que no lo intentan, ni siquiera piensan en enriquecer su vida, porque creen que la mejor manera de curarse es concentrarse por completo en sus problemas. Y no es ésa la mejor manera. Es la peor. El concentrarse en los propios problemas debe complementarse ampliando e intensificando cada vez más el propio interés por la vida.”
El arte de escuchar. Erich Fromm (Obra póstuma IV). Edición a cargo de Rainer Funk. Ed. Paidós.
La única forma de descubrir los límites de lo posible es yendo más allá de ellos, a lo imposible.
Arthyr C. Clarke