Coloca tu cuerpo en una posición cómoda, puede ser sentado o acostado. Luego trata de regular tu respiración, haciéndola más profunda y lenta. Relaja tu cuerpo lentamente, empezando por los pies y subiendo por tu cuerpo hasta llegar a tu cabeza. Escucha atentamente tu cuerpo y concéntrate en los latidos de tu corazón, haciéndolos más lentos y tranquilos.
Cuando sientas que tu cuerpo está totalmente relajado, visualiza en medio de tu pecho una pequeña luz, puede ser blanca o azul, la que prefieras. Esta visualización debes acompañarla de sensaciones reales en tu cuerpo, como algo de calor producido por esta luz. Deja que tu pecho se llene de esta luz mientras se va formando una pequeña bola de energía compuesta por esta luz. Lleva esta luz por todo tu cuerpo, lentamente. Lleva esta esfera de luz a tus pies y tus piernas, luego llévala por tu vientre y tu corazón, pasa la esfera por tu cuello y por tu cabeza. Por último lleva esta esfera de luz de nuevo a tu pecho y visualiza como esta se divide en dos y pasa lentamente por tus brazos hasta llegar a tus manos. Allí la energía sale por la punta de tus dedos y se aloja en la palma de tus manos, formando dos esferas de luz dentro de ellas. Únelas, formando una gran esfera de luz. Mantenla allí unos instantes, siente como es su forma, su tamaño, siente si es fría o caliente, siente si tiene algún peso. Luego suelta esa energía al aire; siéntete liberado y ligero como una pluma.
Esta técnica también la puedes emplear para dirigir la energía para un objetivo en específico o para liberar tu energía en un ritual.
El Árbol
Este ejercicio es ideal para cuando te sientas decaído, falto de energía. Los árboles son receptores por excelencia de la energía que emana el sol, por esto, cuando esta nos hace falta, los árboles nos pueden brindar un poco.
Escoge un árbol grande, lleno de vida, mejor si está rodeado de mucha naturaleza. Siéntate a su lado en posición de flor de loto o en una posición que te resulte cómoda. Coloca tus manos en el árbol, tómalo firmemente. Empieza a respirar profundamente y a relajarte. Visualízate a ti mismo sentado junto al árbol. Puedes ver adentro del árbol, como si su corteza fuera de vidrio. Visualiza los canales por donde corre la sabia mientras rodea el árbol por todos lados, como nacen en las raíces y recorren el tronco del árbol y como muchos otros canales se desprenden del canal del tronco y llegan a cada una de las hojas. Ve cómo suben los canales hasta la copa del árbol y vuelven a bajar hasta llegar de nuevo a las raíces.
Ahora ve cómo un canal empieza a nacer del canal del tronco y se dirige a tus manos, las atraviesa y empieza a recorrer todo tu cuerpo, llegando a cada rincón del mismo. Siente como la sabia, que es la vida del árbol, empieza a recorrer tu cuerpo, limpiándolo y llenándolo de nuevo de energía y vitalidad. Visualiza como el sol lanza sus rayos de energía a la tierra, los cuales son absorbidos por las hojas del árbol y llegan a ti a través de los canales de tu cuerpo. Eres uno con el árbol.
Cuando te sientas de bien, lleno de energía, visualiza como los canales de tu cuerpo se empiezan a recoger y a desaparecer, el canal que te unía con el árbol vuelve al canal principal y el árbol se hace visible de nuevo. Abre los ojos y dale gracias al árbol por haber compartido su energía contigo.