SincronicidadLa sincronicidad es un término, acuñado por Carl Jung. Describe la relación existente entre un acontecimiento de la vida real y algo que sucede en sueños. Hay dos clases de sincronicidad, una de ellas altamente parapsicológica.
El tipo más común de sincronicidad se produce cuando el soñador experimenta algo en la vida real y sueña con ello después. Por ejemplo, vamos de paseo al campo y vemos un río tranquilo con aguas cristalinas, y soñamos con el río esa noche. O ver un anuncio en un escaparate y encontrar, mientras dormimos, que las palabras parpadean en nuestra mente. Puede tratarse de cualquier cosa: una persona, un animal, un edificio, una escena, un sonido, un olor, un sabor, una emoción, un movimiento, una palabra, una condición física, un color... O de algo que haya leído en el periódico, visto en la televisión u oído en una conversación. No importa lo insignificante que parezca el acontecimiento en la vida real. Siempre puede surgir en los sueños por la noche.
Lo significativo está en que el subconsciente haya tomado ese acontecimiento de la vida real para convertirlo en un símbolo. A un nivel profundo, el soñador lo elige para utilizarlo como una pieza en el rompecabezas de su sueño.
Con demasiada frecuencia, la gente presume erróneamente qué, cuando sueña con algo que ha experimentado durante el día, ese incidente o esa cosa son primordiales para el mensaje latente del sueño. Muy pocas veces ocurre así. Por regla general, el incidente o la cosa no son más que símbolos, representaciones de otra cosa. Si fuimos al campo y soñamos con el río, el subconsciente recurre a ellos como un medio para ayudarnos a transmitir su mensaje. El problema a que el sueño se refiere existe con independencia de que hayamos visto el río en ese día o no. De no haber visto el río, nuestro subconsciente hubiera elegido otros símbolos para enviarnos el mismo mensaje a través del sueño.
Lo que acabamos de decir resulta especialmente difícil de comprender cuando nuestros sueños plantean un problema reconocible en la vida real. Digamos, por ejemplo, que estamos pasando por un momento de tensión en nuestro trabajo, provocado por una persona determinada, y que soñamos con esa persona y con esa situación. Desde luego, cabe en lo posible que el sueño se relacione con nuestra situación laboral, pero parece poco probable. Ya tenemos conciencia del problema que nos plantea dicha situación y, por consiguiente, nuestro subconsciente no necesita enviar un mensaje sobre ella a nuestra mente consciente a través de un sueño, puesto que el contenido de dicho mensaje se encuentra ya en esta última. Lo más probable es que el sueño utilice simbólicamente a la persona y la tensión de que se trata para expresar algo muy distinto, que solo el soñador puede descubrir a través de su trabajo con sus sueños.
Todos conocemos a personas que se niegan a ver películas de terror porque, afirman, tienen después pesadillas. Y en efecto, una película puede poner en marcha una pesadilla, pero no es ella quien la causa. Probablemente, el problema a que se refiere la pesadilla tiene que ver con un miedo no resuelto, y el subconsciente ha encontrado en la película de terror un material en que apoyarse para expresar tal miedo.
Cuando se trata de este tipo de sincronicidad, no importa en absoluto qué recuerde o no el incidente de la vida real que desencadenó el sueño. En la mayoría de los casos lo recordará, puesto que, normalmente, el sueño aparece poco después de que haya tenido lugar el acontecimiento real. Procure resistir la tendencia que quizá le induzca a concederle más significación de la que tiene. Si no lo consigue, se perderá el verdadero mensaje del sueño.
El otro tipo de sincronicidad -la psíquica- se produce cuando el sueño precede al acontecimiento de la vida real. Se trata de algo que se sabe de antemano, aunque sin reconocerlo. Casi siempre, el sueño sólo cobra sentido cuando el acontecimiento de la vida real viene hacer que las cosas encajen unas con otras.
Jung tomó nota de muchos de sus pequeños sueños sincrónicos. En uno de ellos, soñó que algo le golpeaba en la frente y luego chocaba contra la parte posterior de su cabeza. Despertó sobresaltado, sólo para descubrir que no le había sucedido nada. Al día siguiente, se enteró de que uno de sus pacientes se había suicidado pegándose un tiro en la frente. La bala había quedado alojada en la parte posterior del cráneo.
Técnicamente la sincronicidad significa que dos cosas en apariencia no relacionadas suceden al mismo tiempo. Ahora bien, cuando se refiere a los sueños, se ensancha un poco la definición, ya que suele aplicársela acontecimientos cercanos en el tiempo, no simultáneos. Cierto que Jung tuvo su sueño la misma noche en que se suicidó su paciente, creando así un verdadero acontecimiento sincrónico. Por regla general, el sueño y el acontecimiento real son relativamente concurrentes -separados por unos cuantos días, o por unas semanas.
Fuente:
http://www.mundomujer.cl/pags/suenos/sincronicidad.htm