No todas las personas se han enamorado de verdad en algún momento de su vida. Enamorarse al cien por cien va más allá de haber tenido pareja. Existen casos de personas que están con una pareja simplemente, por puro deseo de compañía o incluso, para superar el rechazo de otra persona. Enamorarse de verdad es un acto individual en el que una persona se arriesga a sentir, es decir, no se protege con una coraza, se deja conocer, se atrave a compartir el presente, se atreve a mostrar sentimientos…
A veces, como consecuencia de una decepción amorosa importante podemos pasar mucho tiempo intentando protegernos del mundo entero. Es decir, evitando que alguien pueda llegar a nuestra vida y se repita la misma historia. En última instancia, vivir a la defensiva es no vivir puesto que alguien que se protege impide que otra persona llegue al cien por cien al corazón.
El amor cuando se torna desamor produce sufrimiento, desencanto, dolor, tristeza… Sin embargo, a pesar de todo, siempre merece la pena enamorarse e intentarlo. El tiempo en que una persona siente la magia de haber conocido a alguien especial es auténticamente mágico. Ese tiempo compensa cien años de dolor.
La ilusión que aporta el enamoramiento es tan potente en forma positiva como la tristeza que surge de forma negativa como consecuencia del final de una historia y del contacto con la realidad. A veces, detrás del enamoramiento existe una gran dosis de idealización y de fantasía. Pero no tiene nada de malo soñar con que el otro pueda ser perfecto aunque sólo sea por algún tiempo.
Por eso, conviene hacer una lectura positiva del desamor para poder avanzar a nivel vital. Aquel que realiza una lectura negativa se compadece de sí mismo e incluso, se queda estancado en el pasado. Atrévete a soñar y piensa que si en algún momento conociste a alguien que te hizo sentir especial, cuando menos lo esperes ese sentimiento volverá a llamar a tu puerta.
Piensa en las experiencias que has tenido como una forma de haber tomado aprendizaje para empezar a querer de una mejor forma al otro y para aprender a sentir de una forma equilibrada entre el corazón y la razón. Además, siéntete afortunado por todas las personas con las que te encontraste en tu vida y con las que compartiste algún momento especial. Ese es un verdadero regalo que permanecerá en tu memoria incluso en la vejez. Vivir es la mejor de las aventuras, por eso, atrévete a ser feliz.
No te cierres a la vida más allá del dolor y la decepción. Piensa que sólo tienes un corazón herido que volverá a florecer con un nuevo amor y una nueva esperanza.
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