No resulta tan complicado provocar que la suerte aparezca en tu vida, pero tienes que poner de tu parte. Levántante del sillón en el que la esperas desde hace tiempo. Ni te va a llamar por teléfono ni va a aparecer sentada a tu lado. ¿Cómo quieres ganar la lotería, si no juegas? ¿Cómo esperas encontrar al hombre de tu vida si no sales a buscarlo?
Eso no significa que debas transformarte en la alegría de la huerta. Se trata de que reflexiones y analices tu forma de ser y que descubras si tu actitud es realista y, sobre todo, si te lleva a alguna parte que merezca la pena.
Piensa que la solución está en ti porque el pesimista no nace, se hace. Trabaja tu autoestima, ahí está la clave. “Cuando uno se siente mal consigo mismo, se deprime y se desespera. La depresión conduce a la inacción, que impide que las cosas buenas entren en tu vida. Éstas sólo aparecen cuando realizas acciones para crear suerte”, dice Azrieal Jaffe, una autoridad en motivación personal.
“Si la fortuna fuera una posible pareja de baile, los creadores de suerte atraerían al guapo caballero que se encuentra al otro lado del salón y le invitarían a bailar. Una vez juntos se enamorarían”, cuenta Jaffe en su libro Cree su propia suerte. En la misma situación, el destructor de suerte “atraería a la pareja y luego se pasarían el tiempo haciéndole caer al suelo”. El bloqueador de suerte “ni siquiera se molestaría en ir al baile, pensaría que es demasiado feo para atraer a alguien decente o que esas fiestas son estúpidas”.